jueves, marzo 30, 2006

De Felipe sobre Capote













A continuación, la reflexión de Felipe sobre mi reseña. Siempre acertivo el presidente del MoGo merece una entrada especial....

Diana,

Leí tu reseña sobre Capote. Traté de enviar un comentario pero no pude. Le voici:


"El único punto en el que disiento radica en un matiz de la relación entre Capote y Perry, pues no creo que el escritor lo considere como un asesino despiadado: él nota la almohada bajo la cabeza de la niña, la cobija sobre el cuerpo del muchacho, etc.. Eso me parece importante porque, por lo menos en la película, el título del libro parece una traición a la relación que se desarrolla entre ellos: Perry le ha hecho saber que no los mató "a sangre fría". Capote lo sabe. Pero por razones estéticas y de eficacia narrativa que no comparto, pinta a sus asesinos como brutos -ahí sí- despiadados. En ese sentido el ejemplo del inuit y el coyote es muy pertinente: el coyote muerde, mata, huye; pero no lo hace por maldad. El relato de Perry hace pensar en esas señoras bien que de un momento a otro sueltan un chorro de groserías y de blasfemias en plena misa. Por esa razón pensé en la idea de Bolaño según la cual nuestro asesino puede ser un ser sinceramente encantador... hasta que nos asesina. Para Capote Perry es más bien un pobre diablo que, como un espejo terrible, le hace verse a sí mismo como un diablo afortunado".

Un abrazo,
Felipe

miércoles, marzo 29, 2006

Capote


Esta reseña deseo empezarla con una frase que aparece en el capítulo final de El Eskimal y la Mariposa de Nahum Montt “El Eskimal intentó mirar en lo más profundo de Coyote, pero terminó hallándose a sí mismo”.
Empiezo con esta frase porque sin duda alguna esa experiencia del Eskimal al enfrentarse al ser humano sobre el cual quiere escribir fue la misma que le ocurrió a Capote: sentado frente a Perry, a ese asesino que había matado de manera despiadada a toda una familia, tuvo la revelación de que se encontraba frente a su alter ego. Perry estaba ahí para mostrarle que hubiera sido su vida si hubiera tomado otras decisiones, como bien lo dice el personaje de Capote durante la película “es como si Perry y yo hubiéramos crecido en la misma casa pero yo salí por la puerta de enfrente y él por la trasera.” Conocer a Perry le supone a Capote aventurarse en el descubrimiento de su ser más oscuro y doloroso. Ahí está, encarnado, lo que más teme de sí mismo. La película se centra precisamente en ese momento de la vida de Truman Capote en el cual decide escribir sobre el asesinato de una familia ocurrido en Arkansas. La actuación de Philip Seymour Hoffman como el escritor es impecable e impactante. Al comienzo impresiona su voz aguda, sus maneras femeninas, su pose, pero lentamente, como debía ocurrir en la vida real, nos vemos seducidos por ese hombre parlanchín, chismoso, divertido que termina por seducir con sus palabras. Me impresionó mucho la manera en que la película se esfuerza por captar el momento de extrema tensión emocional y sicológica que le produce a Capote la escritura de su libro A sangre fría. Claro, la película hace una elección, no se puede abarcar todo, así que en vez de enfrascarse en su infancia difícil o en su personalidad escandalosa y poco convencional, decide enfocarse en un momento decisivo de la vida de este hombre, y ante todo, anteponer su dimensión como escritor a cualquier otra. Sentados frente a la pantalla somos testigos privilegiados del momento en que Capote decide viajar hasta el lugar donde ha ocurrido el horrendo crimen con el fin de escribir un artículo. La historia lo cautiva y la película va a narrarnos la manera como la idea de escribir un libro empieza a habitar la cabeza del escritor y cómo este se va gestando dentro de él de manera lenta y concisa. Mientras tanto continúa reuniendo testimonios, realizando el milagro de la creación, y para ello debe saberlo todo... debe mirar los cadáveres, debe leer el diario íntimo de la adolescente asesinada, contemplar las fotografías, adentrarse en el horror de lo que desea plasmar. Y después, sumergirse en la mente de Perry. Para los que hemos leído ese libro sobrecogedor que es A sangre fría diría que la película está llena de claves, de propuestas de lectura que complementan y dimensionan el libro. Para los que no lo han leído, es importante saber que Capote no aparece en el texto, él se borra del registro, obvia su presencia y se trasmuta en un narrador omnipresente que planea en la mente de los protagonistas. Dudo que alguien pueda leer ese libro sin impresionarse ante la aparición de Perry y el relato de su vida, pero que no se equivoque nadie, el relato no lo justifica, ni pretende que sintamos lástima por el asesino, simplemente nos adentra en el horror, acompañamos a Capote de la mano y cerramos las páginas sin aliento. Cómo no estremecerse entonces cuando vemos en la pantalla a Capote alimentando con paciencia y armado de compotas infantiles al moribundo Perry que está decidido a dejarse morir de inanición. Cómo no estremecerse ante los silencios de Capote, ante su certeza de estar escribiendo un libro fenomenal y único pero que le está consumiendo la vida. Capote sabe que si Perry no muere no podrá terminar de escribir nunca, se verá obligado a seguir pensando una y otra vez en esa historia pero también sabe que al morir se lo llevará consigo. Ya la literatura fantástica nos lo había advertido: la existencia “del otro” está ligada a la nuestra y su desaparición nos arrastrará a la tumba como ocurre en El extraño caso del Doctor Jeckill y Mister Hyde.
Es por eso que entendemos las mentiras de Capote, su desesperación, sus sentimientos ambiguos, el afecto que siente por Perry y el dolor que le causa su existencia, y al tiempo la escritura dándole forma a lo innombrable, capturando esos instantes de sufrimiento para él y todos los implicados en la historia.
Solo puedo concluir diciendo que Capote es una película profundamente conmovedora, intimista, que puede ser difícil para un espectador que no conoce nada sobre el escritor, pero que vale la pena ver solo porque tiene el valor de adentrarse en los avatares de lo que fue un intenso y doloroso proceso creativo.

martes, marzo 28, 2006

Las palabras


Según el registro de la duración de mis llamadas en el celular he hablado 30 horas, 49 minutos y 57 segundos, cuando yo he llamado y 22 horas 18 minutos y 36 segundos cuando he recibido llamadas.
Es decir, practicamente dos días y medio de mi vida los he pasado con el celular en la oreja.
Yo hablo mucho, es cierto, hablo en clase, hablo por telefono... paso horas con mis amigas analizando detalles contandoles mi vida. Cuando no hablo con alguien leo, que es hablar con otro, cuando no leo escribo y, en el tiempo que queda, me hablo a mi misma... siempre hay palabras, en mi cabeza siempre trascurre un discurso...
No es una actitud muy Zen supongo pero las palabras permean y construyen mi mundo, lo hacen girar, me habitan, me consuelan, me condenan y me abarcan.

domingo, marzo 26, 2006

DE MUJERES, RELACIONES Y COBIJAS


Estos días han estado grises y lluviosos. Hoy es domingo y me he levantado muy temprano... Hace años descubrí que levantarme temprano un domingo me producía un placer íncreible. La cosa tiene algo de perversión, es levantarse a una hora que uno sabe que los demás duermen y es más, que se espera que uno duerma. Me gusta estar despierta porque la mañana del domingo parece detenida, los minutos trascurren despacio y puedes sentarte a escribir o a leer y el mundo parece haber contenido la respiración para que puedas hacerlo.
Pongo
www.pandora.com y decido que quiero exlplorar este genoma de la música. Ahí están las notas que salen de mis pequeños parlantes anudandose a esta mañana gris y solitaria. "Isn´t it a Pity" de Cowboy junkies es la primera escogida y es una canción preciosa que yo no conocía.
Hoy, creo, quiero escribir sobre las mujeres... sobre lo dificil que puede ser ser mujer en estos tiempos modernos. Claro, no voy a inventar el agua tibia ni decir nada que no se sepa pero quiero sumar mi voz a la de otras que han denunciado las incongruencias de este tiempo que nos tocó vivir. No voy a alargarme en lo más obvio, nuestra "obligación" de ser madres, profesionales, amantes, amas de casa, amigas... ¿qué más? y cumplir todos esos papeles con esmero y dedicación. Me basta con decir algo que dije en las conferencias que dicté sobre mujer y literatura en diferentes lugares, la necesidad de la mujer de priorizar sus proyectos personales, el reto que eso significa. Es decir, de una u otra manera parecemos condicionadas a diluirnos en los otros, a condicionarnos a los otros. ¿Cuántos casos conozco? La mujer inteligente, capaz e independiente que conoce a un hombre y decide postergar su decisión de estudiar fuera del país, o de postergar su viaje, o las onces con su amigas o el tiempo que le quería dedicar a una novela. Ahí estamos cambiando planes, adecuandonos, eso nos han enseñado... no sería grave si los hombres, más bien, parecieran estar cada vez menos dispuestos a ceder. Resutado: la cosa parece muchas veces un dialogo de sordos, un desencuentro inevitable. Queremos pues ser independientes, digamos egoistas, e intentamos acercarnos al otro y quererlo desde esa nueva postura pero ¿cómo construir desde islotes separados? Quizás ese sea el porvenir de ciertas relaciones. Mis abuelos tenían camas separadas, siempre fue así. En medio de las dos camas tenían una mesa de noche con una lámpara. Mi abuela se acostumbró a dormir sola, a colocar sus cobijas como a ella le gustaba y las pocas veces que tuve que compartir cama con ella en paseos la pobre no podía pegar los ojos. Decía que sentía mucho calor, que cada vez que yo me movía la intranquilizaba. Mis abuelos dormían en camas separadas y eventualmente se hacían visitas cortas, gracias a eso engendraron cuatro hijos, pero no amanecían juntos, no se abrazaban por la noche ni debían, tampoco, darse la espalda algunas veces. Quizás es un momento para tener camas separadas, vidas separadas, acomodar las cobijas como a uno le parece y hacerse espóradicas visitas que alegren algunas mañanas, quizás las cosas puedan estar bien así, lo malo es que es dificil no añorar estrechar una mano en medio de la noche que se abre, muchas veces, desolada y oscura...

miércoles, marzo 15, 2006

DE UNA ALUMNA....


Estoy dedicada a corregir trabajos de alumnos, horas y horas dedicada a marcar con rojo las hojas que ellos me han entregado.
Hace unos días llevé a algunos de mis alumnos, a los que tienen entre 14 y 16 años, a visitar el cementerio central. Fue una experiencia muy bonita ir con estos jóvenes para los que ese sitio era completamente ajeno.
Les pedí que me escribieran sobre su experiencia durante la visita y no puedo irme a dormir sin transcribir lo que me escribió una de mis alumnas...
Ana María Gamba cerró así su escrito:

"La visita fue interesante, pudimos ver como las personas tratan a los muertos de diferentes maneras. Yo personalmente no creo que los muertos todavía estén ahí. Creo que "las almas" se mueren como los cuerpos. Y si sí hay almas no veo por qué se quedarían ahí, me imagino que van a visitar el mundo, todo lo que nos rodea. Creo que visitarían el universo, eso es lo que yo haría después de conocer el mundo."

lunes, marzo 13, 2006

DE LLANTOS Y RISAS

Un día, no hace tanto, pasé una noche horrible y me levanté atragantada de tristeza.
Siento que muchos dolores guardados emergieron de repente, muchos miedos, muchas lágrimas. Nunca es fácil abandonar lo que se conoce, lo que se quiere y esa mañana me levanté con la certeza de que algo había cambiado, de que la relación que había tenido hasta ese momento se había terminado.
Empecé a llorar a eso de las 7 de la mañana; el llanto para mí sigue siendo una experiencia nueva y extraña. Durante muchos años no pude llorar, sentía un nudo en la garganta que me aprisionaba pero de lágrimas nada... A ratos salían pero entonces era una especie de emerger forzado, lloraba con esfuerzo, me costaba y al final me dolía mucho la cabeza. Las lágrimas llegaron a mí tras la maternidad, suena a lugar común pero la maternidad puede colonizar aspectos desconocidos de nuestro interior, a mí me conectó con mis lágrimas, me enseñó a expresar mis sentimientos, a dejarlos fluir.
Ese día, entonces, ese domingo de enero, tomé aire y empecé a llorar. Lloré por todo... por mí que me sentía triste, por una historia que terminaba, por otras historias, por la sensación de quedar sola frente una vida que se abría indeterminaba hacia mí y que era menester recorrer sola. Lloré por sueños rotos,por dolores viejos como heridas. Cuando ya llevaba tres horas llorando decidí bañarme y bajo el agua de la ducha tuve una avalancha de recuerdos, las lágrimas ya no parecían suficientes... Entonces empecé a aullar, no reconocía mi propia voz bajo el agua pero ya no me importó me pareció peor guardar eso por dentro. Además sentí, que ese llanto desesperado limpiaba el espacio... que los recuerdos que me dolían se convertían en recuerdos, que de alguna forma llorarlos los purificaba, los liberaba.
No sé cuánto tiempo aullé, no sé durante cuanto tiempo regresé a ese estado casi animal pero ya estaba vestida y sentía la mano de Carolina tomandome la mía.
Supongo que cuento esta historia como conté la de los ruidos internos porque no deja de sorprenderme que siempre existan dos lados de una misma sensación. Porque no puedo evitar crear vínculos y siento que lo que lloré con desmesura ese día encontró su equilibrio durante este fin de semana.
Acompañada y feliz,rodeada de amigos festejando, sintiendo el aire caliente alrededor mío sentí, de nuevo, que no termino de redescubrirme y reiventarme... que el tiempo trascurre diferente cuando se está feliz y que la vida me ha premiado durante todos estos días con sorpresas y regalos maravillosos.
Y todo fluyó.
Cuando se está feliz el cuerpo se siente grácil y ligero y la boca se ve obligada a sonreir.
Bailas feliz....
En algun momento de la madrugada.. dentro de una piscina de agua tibia y tras el ambiente cargado de energía que había dejado la tormenta eléctrica que nos había sorprendido me sentí sobrehumanamente feliz...y entonces empecé a reirme... Al comienzo eran carcajadas de esas que lo agarran a uno a veces, pero cada vez se hicieron más fuertes, más y más fuertes y sentía que todo el cuerpo se me estremecía y que mi risa se elevaba por encima de la música, de las voces... que mi risa me conectaba con algo primigenio y feliz. Una risa plena y absoluta que limpiaba todo.
Y ahí estaba el cielo abierto.... el recuerdo de unas historias recientes y felices. El abrazo que me rodeaba y mi risa que lo llenaba todo y se abría como una promesa de felicidad.

domingo, marzo 05, 2006

TAYRONA

En el océano me pierdo
Veo el océano y ... no sé
Tan increíblemente inmenso
Tan respetable
Que no navegaré
No navegaré
No lo navegaré

Miguel Bosé






Ahí está el mar, se abre inmenso bajo tus pies.
Es la segunda vez que lo visitas este año, eres afortunada porque escucharlo te alivia el corazón, te aligera el cuerpo.

Parada frente al mar sabes que estás sola.... siempre estamos solos.
Parada frente al mar sabes que es una soledad dulce porque la acompañan el sonido de las olas, la luz de las estrellas, los movimientos imperceptibles de los cangejos...
Parada frente al mar sientes una mano que toma con firmeza la tuya y escuchas con cuidado la promesa: por el camino encontrarás siempre a alguien que quiera contemplarlo junto a ti.
Ya en la ciudad piensas en el mar, en los recuerdos que son móviles como las olas.
Ya en la ciudad te encuentras con un tiempo que trascurre diferente, con silencios y ocupaciones.
Extrañas el mar y te sientes triste por un tiempo... es normal. Después te paras frente a la ciudad, frente a las luces que titilan bajo tu ventana.
Este es tu sitio.
Por ahora no navegarás.