domingo, octubre 29, 2006

viernes, octubre 27, 2006

Buenos Aires nocturno

Pues sí, no tengo muchos días en la ciudad y de seguro no veré lo más importante, y de seguro me dirán que tiré mi plata que "cómo no fuiste a...", "cómo no hiciste....". Seguro, seguro.... lo que sí es cierto es que he tenido una experiencia personal e intensa con la ciudad. He tenido la fortuna de conocverla de la mano de personas que la han hecho su casa y así, de esa manera intima la he vivido. Lo he tenido todo, fiesta en la casa, salida al bar y salida de fiesta. Yo, hija de la "hora zanahoria" cabeceo mientras llega la hora de salir porque a fiesta empieza cuando en mi tierra ya está acabando. Pero no crean, me repongo pronto y me sorprendo de ir en un bus a las 12 de la noche, entre semana, compartiendo silla con la señora de edad elegante, (mi abuela no saldría a la calle a esa hora en Bogotá). Me gusta esta ciudad viva y despierta en la noche. Caminamos y caminamos y los porteños son felices diciendote cosdas, haciendote propuestas. Siempre me pasa lo mismo, pienso "pero no son tan guapos, qué va... pura fama" y tras ese pensamiento siempre se materializa alguno que me quita el aire... Es que ni siquiera es cuestión de que me gusten, es que se siente uno enamorado inmediatamente... claro, así de rápido pasa pero devuelven la fe, como un milagro, como un ángel... como una aparición divina.
Esas son las noches en Buenos Aires, a mí me ha tocado buena música, buenas presencias, buenos aires...

jueves, octubre 26, 2006

Cronica de un jueves


Camino hasta Puerto Madero para ver el río de la Plata y conocer la Costanera. Ahí está el río, un tanto olvidado, recorriendo apacible el tramo que le ha sido asignado. Ahí, a su lado, se levantan gigantescos edificios, torres de babel, imponentes y costosas y como en latinoamérica los contrastes siempre están a la orden del día, a los pies de esos colosos es posible comerse "un churrasquito" porteño, caminar al lado del agua (hay que decir que aquello de "la basura en su lugar" es desconocido para muchos argentinos) y llegas, de pronto, a la Costanera y de repente todo es verde, apacible y se escuchan los cantos de los pájaros.
No me quedé mucho porque tenía una cita programada... En el taxi, el conductor me reveló que el martes fue el día más caluroso en no sé cuantos años. lo creo porque el termometro llego a casi 37 grados, pero lo increíble es que ayer bajo a 10 grados y que también, dice él, así se batió otro record. Yo me reía porque de alguna manera me sentía ocilando también entre extremos muy opuestos.
Almorcé en casa con los chicos y salí acompañada por Gomar en busca de películas hacia la avenida Corrientes.
Libros, películas, toda suerte de tesoros se materializaron ante nuestros ojos en esa calle de colores y avisos. Hice muy buenas compras y el día cada vez se sentía más soleado.
Gomar escucha y atiende, es una presencia tranquila y cálida que acompaña con firmeza.
Desde el bus en la plaza de mayo vi una especie de conglomeración. Me demoré un poco en recordar que los jueves es el día en que las madres (abuelas) van a protestar por sus hijos desaparecidos durante la dictadura. Ahí estaban ellas con sus pañuelos blancos en la cabeza. ¿Qué impresiona más? ¿que estén ahí todos los jueves, puntuales, tercas, decididas incansables o que sigan sin decirles nada después de tantos años? Y por último, ¿qué duele más, todo lo anterior o que los turistas se abarroten para tomarles fotografías como si fueran una atracción más? "Ves Carmen, ahí está el nene con Mickey mouse y más allá Alberto con las abuelas de la plaza de mayo, qué lindo, ¿no?"
A medida que avanzabamos aparecían nuevas sorpresas: un libro del que habíamos hablado, una camisa de un cantante del que vimos algo la otra noche. .. Me encantan esos instantes en que uno siente que el universo confabula para hablarte, todo se ordena parece estar ahí acompañando tu vida, tus decisiones, tus pensamientos. En medio de todo eso nos detuvimos en la calle a comprar otra película y seguimos nuestro camino. Una cuadra, dos cuadras... En una vitrina vislumbré el documental de Cortázar que anhelaba, ahí, ante mí, separados por un vidrio y un "regreso después". Decididos a culminar con el tesoro en la mano buscamos un locutorio para poder llamar al dueño de la tienda. Un cruce y apareció el obelisco majestuoso... Ahí estaba.. "señor, por favor tomenos una foto". Haciendo gala de su sentido común, el amable argentino, tuvo a bien tomarnos una foto a los dos, SIN el obelisco... de alguna manera logró que solo se viera la calle y nuestra cara de pose... tras semejante desatino solo nos quedó reírnos y tomarnos toda una serie de fotos divertidas hasta que Gomar logró que el obelisco pareciera un palito que sale de mi sombrero... así fue.
Entramos al locutorio y entonces descubro, con horror, que no tengo la billetera... Cambio de planes, devuelta incrédula, no puede ser. Así fue, tras el pago de la última película alguien más vivo que yo, alguien que no tenía su atención dispersa sacó la billetera con cuidado de mi bolso. Adiós pesos, adiós licencia de conducción, carnet del colegio, dólares, fotos de mis hijas y mías... adiós.
Devolverse a casa.
Por el camino yo tenía risa porque Gomar se encargaba de utilizar toda clase de artilugios para hacerme reir. Entre ellos me recordó que cuando un niño se golpea, la madre, compadecida, lo peina... "ya, nene, ya..." y le pasa la mano por el pelo mientras le acomoda la camisa. No importa cuánto sangres o cuánto duela "ya.. nene", duele pero estás peinadito y bien vestido. Pues sí.... Yo estaba peinadita, así que qué más da.
Cancelé tarjetas (la señorita de Mastercard casi se pone a llorar de la tristeza de que me hubieran robado. Ante la risa de todos me hizo terapia y me consoló por 20 minutos "y para todo lo demás existe mastercard), traté de burlarme... no estuve sola en el trance y en estos días que han sido tan simbólicos y tan cargados de significados. En estos días que el pasado parece materializarse para recordarme cosas, sentí que el robo lo había producido yo... una alerta, quizás, pero sobre todo es una liberación más, un soltar... olvidar... dejar atrás...
Ahora estoy en la casa y el día no ha terminado aún.
Esperemos, con calma, lo que depare la noche...

Divagaciones sobre el amor en la Costanera


Supongo que es inevitable que nuestro primer amor marque un párametro.
Es decir, antes de eso no sabemos mucho de qué o cómo es el amor; tenemos en la cabeza una mezcla de ideas que nos han proporcionado las telenovelas, las canciones, hasta alguna novelita rosa... no es gran cosa y todo es parecido. Nos enamoramos casi que con la intención de cumplir con lo que creemos es el amor, nos enamoramos para hacer la tarea aunque al comienzo no sepamos bien quién o qué es el otro. Ya está, es nuestra primera relación. Somos adolescentes y nos encontramos a tientas en esto que apenas se inicia. No conocemos las reservas, los temores son otros, temor a lo desconocido quizás pero no a ser lastimados o abandonados. No poseemos aún ese registro. Yo escribía cartas de amor diarias ( y las recibía) competía por llenar hojas con "te quiero mucho, mucho, mucho..." 2000 muchos, 2500 muchos ¿quién compite contra eso?. Todo era torpe, pero todo era pasional e intenso. Para algunos esa primera relación fue corta y rápida, aprendieron pronto que el amor puede ser volátil y pasajero, otros terminaron rápidamente heridos... cada uno con su historia. Mi primer amor fue muy largo. Me enamoré de la idea del amor, primero, después necesité un apoyo para sobrellevar momentos dificiles, como sea, los meses se fueron sucediendo uno tras otro y se convirtieron en años. Aprendí cosas buenas y malas y desde allí comencé a catalogar a los que siguieron... Me da la sensación de que todos hacemos un poco lo mismo, juzgamos desde lo que conocemos, amamos desde ahí: "Él no me juzga como...", "él sí me oye no como...", etc.. La lista puede ir al infinito... En el otro nos redescubrimos pero a veces esa mirada nos devuelve solo lo que le permitimos. A veces siento que todas las relaciones se encadenan unas tras otras y que solo cuando nos detenemos realmente e intentamos llegar al inicio, al momento en que creamos nuestros paradigmas de amor podremos crear o vivir algo nuevo.

miércoles, octubre 25, 2006

Una cancion

De esas que dan vueltas por la cabeza, hoy me la pusieron en un taxi... yo lo agradecí en silencio....

Brillante sobre el mic

Hay, recuerdos que no voy a borrar
Personas que no voy a olvidar
hummmm...
Hay, aromas que me quiero llevar
Silencios que prefiero callar
hummmm...
Son dos, las caras de la luna son dos
Prefiero que sigamos mi amor presos de este sol
Dejar, amar, llorar,
El tiempo nos ayuda a olvidar
Y allá, el tiempo que me lleva hacia allá
El tiempo es un efecto fugaz
hummmm...
Y hay yeah, hay cosas que no voy a olvidar (hay cosas que no voy a olvidar)
La noche que dejaste de actuar
Sólo,
Para darme amor (3 veces)
Ah...
Yo vi tu corazón,
Brillante sobre el mic en una mano
Y ausente de las cosas, pensaste en dejarlo, y tirarlo
Junto a mi, junto a mi
Hay, secretos en el fondo del mar,
Personas que me quiero llevar,
Aromas que no voy a olvidar,
Silencios que prefiero callar;
Mientras, vos jugás.

Miercoles de lluvia


Entro en una tienda de discos, estoy buscando un regalo. El vendedor entiende lo que quiero y pone a sonar un disco suave. Me decido cuando el local es inundado por una música nostálgica, penetrante. Será el regalo y yo lo quemaré antes. Pago. Cuando salgo el viento helado me roza la cara, gotas de lluvia me salpican. La sorpresa es descubrir que afuera de la tienda hay un parlante y que el vendedor ha dejado el disco sonando. Me quedo parada en esa calle lluviosa mirandolo todo, acompañada por esa música triste. Un instante en el que todo concuerda. La canción se termina, me dirijo hacia Alcorta tarareando otra cosa: "Avenida Alcorta, cicatriz...."

martes, octubre 24, 2006

Dia en Palermo


Buenos Aires, 36 grados:
Caminar y caminar por Palermo, y como soy cursi y tonta me emociona pensar que por ahí estuvo Borges como si la sola intuición de la presencia de ciertos seres lo embelleciera todo. Quizás porque mi mundo también es un mundo de palabras y de libros.
Alan cumplió la promesa que me hizo en febrero en el Tayrona y me llevó a recorrer esas calles de colores que me recordaron tanto a Coyoacán. En realidad estos días han sido un viaje intermitente del pasado al presente. Superposición de distintos tiempos que se confunden. El último llamado de reconciliación con un tiempo que se fue y el avistamiento de un futuro incierto que promete sorpresas insospechadas.
A un lado el silencio, del otro, las palabras que aparecen de improviso.
Día de calor, de descubrimientos importantes, de reencuentros y regalos.
Día de conocer a otro y de tejer lazos con palabras....
Cierro con una cita de Ultimo round, el regalo que Alan me dejó para que no lo olvide nunca:

ANTES, DESPUÉS

como los juegos al llanto
como la sombra a la columna
el perfume dibuja el jazmín
el amante precede al amor
como la caricia a la mano
el amor sobrevive al amante
pero inevitablemente
aunque no haya huella ni presagio

Buenos Aires, cronica de viaje

Temperatura, 33 grados...
Buenos Aires se despliega bajo un cielo azul, sin nubes. El sol baña los balcones, las fachadas en piedra... Desde que llegué no he parado de caminar por sus calles. A veces me demoro en entender que estoy aquí, es un poco como estar en casa, a ratos, y todo parece extrañamente familiar; sin embargo, de repente, encuentro una esquina que me sorprende, un afiche que me recuerda que estoy aquí en esta ciudad que ha habitado mi mente a través de los libros y la música. "Buenos Aires, Buenos Aires, humedad". Desde la casa de Camila salgo a vivir estos días que se multiplican por mil, que se abren en abanicos de posibilidades donde todo ocurre: como el domingo, cuando en la mitad del mercado de San Telmo me encontré a una alumna y fue como si dos realidades se encontraran de repente. Tras semejante impacto lo único que se me ocurrió fue terminar metida en un local misterioso escuchando la lectura del Tarot. Salí llorosa porque no siempre oímos lo que queremos pero también salí ríendome porque encajaban muchas piezas de maneras insospechadas mientras caminaba por esas callecitas y conocía a un colombiano que me contaba su vida y me llevaba hasta la Recoleta.
En Buenos Aires me reconstruyo, me reinvento, me rehabito... es como leer una novela en la que soy protagonista.
Hoy la temperatura está alta y yo estoy estrenando vestido.

una historia con moraleja

En el avión me tocó la silla 22 k. Me hice amiga de mis vecinos de viaje y lo que más me gustó es que nunca supe sus nombres. Me sentía en Autopista al sur de Cortázar... ya habiendo perdido el nombre que nos identifica en ciertos contextos. En el avión eramos otros y nos confiamos secretos y nos contamos historias en la tranquilidad del anonimato. El señor de la 22 J nos contó que trabaja en una empresa muy grande que inició en el momento en el que el dueño descubrió la isla de los pájaros. Allí, esta persona encontró grandes cantidades de excremento de pájaro y tuvo la genial idea de venderlo como abono, en esa época no existían los abonos sintéticos. Un barco alquilado, luego uno propio, luego dos, luego tres etc.. etc.. construyó un imperio.
Moraleja: Aún de la mierda pueden salir insospechadas riquezas....

martes, octubre 17, 2006

UNA CITA


Después de todo esto, el sentimiento que tengo respecto a mi padre es el que puedes tener sólo después de conocer a alguien mucho tiempo: el de que en realidad no le conoces en absoluto.

Hanif Kureishi, Con mi oído en su corazón

La palabra y las relaciones

Cuando terminé con mi primer novio él me dijo una frase que me ha perseguido desde entonces, me dijo que no entendía cómo era posible que un día yo le dijera "ya no más" y que eso, tan simple, cambiara todo. Lo que él no podía entender es cómo se pasaba de llamarse todos los días y tener un compromiso con el otro a nada con una conversación. Así es, es cierto y es extraño. Conoces a alguien y ese conocer a alguien es establecer un vínculo nuevo que tendrá sus propias reglas, quizás decidan hablarse de vez en cuando, llamarse para eventos especiales, cada relacón tiene su propia lógica. Con alguien que conoces de repente te sucede algo especial, hay una especie de química, se cuentan cosas, comparten, un día te tocas y ahí empiezan los acuerdos tácitos. La relación marca su propio ritmo y su compromiso, se hablan todos los días, desean verse y de repente ya no es solo desear verse sino que se espera que así sea, se espera que el otro aparezca, se reporte, etc. Lo que me impresiona es que no deja de ser un compromiso de palabra, sincero y simple. Se está ahí porque se quiere, por nada más y cuando uno menos se da cuenta hay reglas, hay límites, expectativas y demás andamiajes propios de la vida con una pareja. Muchas veces se quisiera que no fuera así, que las cosas pudieran ser más sencillas pero querer implica esperar y, sobre todo, es muy difícil amar sin desear construir. Finalmente, has otorgado tu palabra y el otro espera que la cumplas, un día ese compromiso se rompe, no importa de qué manera y la sensación siempre es dolorosa porque pierdes algo. Entiendo lo que me decía ese novio porque realmente una frase, una conversación, una acción, pueden cambiar por completo tu existencia: se acabaron las rutinas, lo que sentías seguro, tu posible futuro.
Las rupturas te dejan solo frente al abismo, frente a un mañana incierto. Pierdes y ganas... nuevas posibilidades se abren ante tí, terminas por redescubrirte y recuperar, vuelves a estrechar tu propia mano y te condueles por la compañía que ya no sientes junto a ti. Unas rupturas duelen más que otras; algunas son definitivas, otras, necesarias; quizás unas más sean transitorias, poco importa, siempre pierdes un pedazo de tí, es un rehacerte en la mitad del camino y reconstruir la historia. Al final, probablemente todo se organice pero hay días que duelen y días en los que es dificil, claro que lo entiendo, resignarse a que de un momento a otro las cosas cambien.

domingo, octubre 15, 2006

Un domingo 2


Una foto inédita: Catica con mirada tierna devela su verdadera personalidad.

Un domingo


Mamás

jueves, octubre 12, 2006

Maya pregunta...

-¿Mamá, porqué cuando los profesores faltan al colegio mandan a otro profesor para reemplazarlo en vez de dejar a los niños ser profesores ese día?

martes, octubre 10, 2006

Maya pregunta...

- ¿Mamá, qué es la vida?


En otra vida...

En otra vida me llamaba Coco y vivía en París. Tenía el pelo largo, larguísimo, casi hasta la cintura, usaba faldas largas y aretes enormes. Me encantaba mi ciudad y caminaba durante horas por sus calles. Tenía un novio con el que me enfrascaba en terribles y largas peleas. Nos gritabamos durante horas... En una de las peleas me jaló el pelo con fuerza, en otra me pegó en la cara. No podía vivir sin él, ni con él... en un acto desesperado colgué una soga de una viga y decidí ahorcarme. Puse la soga en mi cuello, una soga gruesa que me tallaba, y con decisión salté del butaquito que había puesto. Escuché con claridad el crack, sentí la opresión en la garganta y después todo fue silencio y oscuridad. Morirse es desaparecer.
Cuando desperté del sueño que me llevó a esa otra que fuí sentía un sabor a cabuya en la boca.
El dolor en el cuello me duró varios días.

domingo, octubre 08, 2006

Un domingo

El Temazcal


El centro del temazcal es un corazón caliente, un corazón de piedras milenarias en las que la vida chispea.
Dentro del temazcal oscuro, en contacto con la tierra, puedes sentirte enloquecer. Encerrado en ese sitio tus miedos más profundos emergen despacio... Después viene la música, las peticiones, los rezos de un ritual ancestral que busca conectarte con tus orígenes, regresarte a la tierra, regresarte al utéro.
Decides entregarte a tus temores, abrir la puerta del dolor y dejar que todo se limpie lentamente rodeada en la oscuridad de cuerpos que comparten lo mismo, rodeada por bebés que se entregan inmediatamente al calor de ese lugar porque hasta hace muy poco era su hábitat natural.
El ritual tiene u ritmo y un orden. Las puertas se van abriendo lentamente. Cada puerta deja entrar aire, te permite ver las estrellas y el fuego inmenso de afuera, ese que ha calentado las piedras que ingresan al temazcal, las piedras rojas en las que el copal podrá fundirse.
Realizas tus peticiones y tus rezos y pides bendiciones para todos aquellos que están en tu corazón, visualizaste caminos floridos y confirmaste que hay ciertos viajes, ciertos encuentros que es necesario realizar.
Liberaste el amor y pediste su transformación.... amor generoso y completo, amor total.
En silencio te entregaste a la tierra.
Saliste del temazcal y contemplaste las estrellas bajo el aire frío de la sabana que rodeó tu cuerpo húmedo.
Abajo la laguna fría.
Arriba la luna llena.
El camino, iluminado por luz blanquecina se veía claro mientras escuchabas, a lo lejos, el canto de un pájaro misterioso y el bullicio de la casa a la que te acercabas lentamente.

Maya pregunta...

Maya pregunta:
-¿Por qué me pusieron este nombre?
Tras la explicación que no parece convencerla mucho reclama
-Pero me hubieran puesto un nombre más bonito.
-¿Sí?, ¿Cómo cuál?
- No sé... como Florecita, por ejemplo, algo así....
Tras discutir si era posible cambiarse el nombre complementó...
-¿Por qué los papás pueden escoger el nombre de sus hijos?

El osito


Voy saliendo de mi casa en la noche.
Juana, preocupada, me detiene.
-Mámá, llévate este osito, así sí te da miedo puedes agarrarlo...
Desde entonces está en mi maleta, ¿no deberíamos todos tener uno?

viernes, octubre 06, 2006

Colofón de una historia

He aquí la desmotración de que los sucesos no ocurren de manera aleatoria o que, por lo menos, es posible pensar que no es así. Escribí aquí la historia de Andrés y Felipe hace poco más de un mes. Conté los pormenores de una historia que marcó mi adolescencia y creí, en ese exorcismo, limpiar sucesos que en su momento me marcaron. Lo extraño, lo mágico, lo inexplicable... es que terminé por encontrarme con Felipe la semana pasada y me parció imposible no consignar ese encuentro en este lugar. Supongo que era lo que faltaba para poder cerrar de una buena vez esa historia. Durante muchos años me imaginé cómo sería ese momento y siempre desee sentirme ese día segura y feliz. Me imaginaba, cual sueño hollywoodense barato, que yo me vería hermosa, eso implicaba, a veces en mi inconsciente, estar peinada, bien vestida, qué sé yo... Lo cierto es que yo no soy muy así, no soy el estereotipo de chica guapa ni nunca me ha interesado serlo y con los años, lentamente voy encontrando el equilibrio de cómo quiero verme. El día del encuentro había estado en una clase de Yoga durante tres horas, con la particularidad de que se hacía en un salón con temperatura alta. La idea era limpiar, purificar... puedo decir que funciona porque llevaba dos días sintiéndome un tanto triste y melancólica y el calor vino a limpiarlo todo. Esa era yo ese día, me miraba al espejo y me veía los ojos grandes y brillantes, era yo con mi pelo húmedo y la camisa quizás muy grande y con la cara limpia. Así me lo encontré, sin maquillajes y aspavientos vanos, sin ser otra, en una fiesta a la que jamás habría asistido de no ser porque ahora "consiento siempre las experiencias de lo imprevisto", como diría Reyes, y lo reconocí, fue lo íncreible,al verle de espaldas el cuello. Los cuerpos que hemos tocado se quedan como tatuados en algún rincón del inconsciente, algo de sus particularidades físicas nos acompaña siempre: una mirada, un olor, una textura, la redondez de un hueso... el cuello de Felipe. Él me reconoció también...
¿Qué decir? que me impresionó constatar el paso del tiempo... que "nosotros los de entonces ya no somos los mismos" y que eso que debería ser tan evidente es muy impresionante cuando ves la expresión del otro al que le han pasado, como a ti, quince años.Vi la inutilidad de anclarse en el pasado, de repasar historias que han cumplido un ciclo y confirmé, una vez más, la nueva etapa que empiezo ahora.
Felipe se sonrío, me sonrío... sigue igual de chistoso, de ligero. Nos miramos desde la distancia y en medio de los cuerpos que bailaban, de la aventura de una noche en la que estuve contenta, se me acercó y me abrazó con fuerza, y estuvimos así por un buen tiempo y con eso, yo creo, honré la historia que construí en la adolescencia y la dejé partir. Me despedí, nos despedimos, de manera afectuosa y sentida y yo le dije adiós...

lunes, octubre 02, 2006