lunes, abril 21, 2008

Perro come perro o El viaje al infierno


"Perro no come perro" dice el clásico refrán, pero en la realidad que pretende reflejar esta película eso ya no es cierto, los de la misma especie han decidido atacarse entre sí.
"Estos animales se volvieron malos" dice un subtítulo de la película y esta misma frase sale de la boca de El orejón una especie de patrón al que todos le temen, cuando contempla impasible como sus pescados han resuelto comerse entre sí.
¿Cuál es la situación que genera el problema esta vez: el narcotráfico,la desigualdad social, la corrupción? todas ellas finalmente porque más que en señalar un problema la película se centra en mostrar como todos estos componentes han creado una sociedad donde los códigos morales se han trastocado por completo.
Marlon Moreno, en una actuación más que impecable, le da vida a Victor Peñaranda quien no duda en apropiarse, apenas ve la oportunidad, de unas doláres que le encargaron recuperar. Eso ocurre durante los diez primeros minutos de la película y de ahí en adelante veremos a Víctor empezar a sortear obstáculos esperando salir airoso con su botín. Lo paradójico es que él sigue siendo el encargado de recuperarlo así que este buscador que, finalmente, se busca a sí mismo debe mantener la compostura y la calma mientras el círculo parece cerrarse a su alrededor.
A acompañarlo en su misión vendrá Eusebio Benitez (Oscar Borda), que se une a Peñaranda, ignorando que ya está sentenciado a muerte por su último asesinato y que le han hecho magia negra para que llegue al día señalado completamente aterrorizado.
La película está filmada toda en un tono particular que acentúa la frialdad de las acciones. Así como El Colombian Dream, de Aljure, es una avalancha de colores aquí estos se han opacado por completo, las caras se ven verdosas, los personajes parecen muertos en vida. Realidad descolorida en la que la maldad parece haber triunfado.
Pocas veces he estado en una sala de cine viendo una película colombiana y no he escuchado risotadas ante los insultos o refranes populares, aquí, les aseguro, la sonrisa se borra rápidamente de la cara y el aparente leit motiv chistoso que aparece durante toda la película, una llamada equivocada que resuena sin cesar en el cuarto de hotel donde están confinados los personajes, terminará con un trágico desenlace.
¿Cómo reirse mientras vemos a Víctor caer hacia el abismo? ¿Cómo no retorcerse en la silla al seguir a este personaje impávido, frío y retraído que ha perdido a su familia y que intenta jugarse su última carta, esa que cree que lo va a salvar mientras a sus pies van cayendo los muertos y él se va deshaciendo de los últimos rastros de humanidad que le quedan? El dinero es una simple excusa, una suerte de amuleto con el que espera reparar un daño hecho, una suerte echada, unas cartas jugadas en mal momento, pero ya no hay vuelta atrás.
Desesperanzadora, trágica, el viaje hacia el Hades que emprende nuestro protagonista va acompañado por las secuencias de magia negra, el folclor africano que vive entre nosotros, y que, en este caso, vienen a reforzar la idea de las fuerzas oscuras, los demonios y malas energías que parecen estar ganando la partida.
Almas en pena que buscan venganza, organizaciones criminales que han convertido el asesinato en un acontecimiento banal, humanos animalizados que se lastiman entre sí, fuera de control, sin sentimientos.
Ahí está Victor con sus tatuajes de Love en el brazo, con su mirada fría, su dolor a cuestas y el peluche que espera entregar en un momento y que se irá desintegrando junto con sus sueños; Víctor parece mirarnos, parece pedir una segunda oportunidad antes de desaparecer para siempre y difuminarse en esta sociedad que hemos creado a pulso en años de decadencia, masacres y violencia sin que hayamos podido hacer nada para detenerla.

Perro come perro (2008)
Director: Carlos Moreno
Reseña publicada en www.ochoymedio.info

domingo, abril 20, 2008

Para antes del olvido (Tomás González)


Más que la historia, que no depara mayores sobresaltos, lo que mantiene al lector atento y pegado a las hojas del libro es el relato poético profundo y descriptivo.

León, un abogado feo dedicado a la empieza la reconstrucción de la vida de Alfonso y su relación con Josefina. Con ese fin lee el diario que le sobrevive a Alfonso y es capaz de leer entrelíneas los verdaderos sentimientos e inquietudes que se esconden tras sus observaciones.
Josefina, aún viva, lo recibe para contarle su historia pero ella está perdiendo la memoria paulatinamente. León se esfuerza por rescatar esos últimos fulgores de historia, los recuerdos de una historia de amor interrumpida, de una pasión truncada, y de la vida junto a una madre fría y castigadora.

Lo más bonito del libro, aparte de las hermosas descripciones y profundas reflexiones es el tono íntimo y maduro con el que González intenta plasmar un momento, ese en el que intentamos con nostalgia detener un instante, eternizar una sensación, un olor, un sentimiento, cuando la naturaleza de ellos mismos es fútil, grácil, pasajera.
Al final, León quema su enorme manuscrito, deshace el esfuerzo porque la escritura sería un fin en sí mismo, el relato que leemos entonces tiene la doble particularidad de destruirse a sí mismo pero existir ante nuestros ojos.
El libro intenta entonces fijar los recuerdos, buscarle el sentido a una historia de amor en la que existen dos versiones vividas de manera muy diferentes, es el intento por rescatar algo “para antes del olvido.”

Generación X

Reseña sobre Generación X (Reality Bites) publicada en www.ochoymedio.info

domingo, abril 13, 2008

Una historia real (de esas que son un recuadro en el periódico)

¿Cómo puede llamarse ella? quizás Mireya, es probable que ese sea un buen nombre.
Mireya aprendió a utilizar el internet porque una amiga del barrio le dijo que era la mejor manera para olvidar a Fredy (ese puede ser el nombre de él).
Los dos vivían en un barrio pobre de Cereté y ese embeleco de su amiga significó salir de ahí hasta el centro a una papelería que tenía computadores con conección. La idea de la amiga era que Mireya subiera una foto suya a uno de esos tantos sitios para conseguir pareja y pudiera "conocer algun gringo que te saque de este hueco y te lleve lejos de la plaga del Fredy".
Tras tres años de noviazgo la relación había llegado a un punto imposible, Fredy la seguía sin cesar, le impedía utilizar ropa que él consideraba provocativa, pintarse las uñas, hablar con otros hombres y como si esto fuera poco le había propinado dos golpizas tremendas que casi la mandan a la clínica. Tras la última, Mireya reunió fuerzas de donde no tenía y contra todos los pronósticos, porque muchas de sus vecinas seguían atadas de por vida a hombres maltratadores, terminó con Fredy.
La amiga sabía ya bastante de internet y no se demoró en subir su foto, previamente seleccionada entre las pocas que tenía sin Fredy, y llenó la información de su perfil.
John, seguro se llamaba John, contestó rápidamente. Él había aprendido algo de español en la escuela y esta mulata sonriente fue suficiente motivo para intentar practicarlo.
Al comienzo eran mensajes cortos pidiendo la información básica, no era el único que había aparecido así que no fue mucho lo que Mireya dijo de él durante los primeros meses porque tenía muchos mensajes para contestar. Pero casi todos fueron desapareciendo rápidamente, algunos la aburrían, otros insinuaban algo sexual y la espantaban, como fuera siempre estaba John y en un momento ya no le interesó nadie más que ese gringo solitario que vivía en un pequeño pueblo en la mitad de Ohio.
John tomó clases para mejorar su español y sus correos fueron cada vez más largos... Empezaron a compartir sueños, contarse historias y de repente hacía menos frío en enero en ese pueblito de Ohio y Cereté era menos chiquito y caluroso.
A Mireya ya las cosas no le parecían tan fatales aunque Fredy seguía acosandola, insultandola por la calle, tirandole piedras en la ventana cuando estaba borracho.
John fue sensible a la vida modesta de Mireya y quiso enviarle dinero, por ahora no podía enviarle mucho pero lo haría muy feliz si ella se comprara algunas cosas y pensara de tanto en tanto en él.
Mireya recibió el dinero inicialmente con recelo y después con alegría, se pudo dar ciertos lujos pero ante todo contempló seriamente la posibilidad de partir.. La tarea, sin embargo, no era fácil por el problema de la visa. John empezó a hacer averigüaciones, algo tendrían que poder hacer. Una mañana le dijo que tal vez lo más fácil fuera casarse y mientras escribió eso contuvo la respiración. Tras dos años de escribirse ese era el correo que deseaba más que nada recibir Mireya y ese día, ella que hasta entonces había sido discreta, cometió el error fatal de contarle a una vecina la historia porque llegó sonriente a la casa. "Ajá, Mire...¿y esa cara?" "Nada Doña sole, que de pronto me voy de aquí que de pronto me caso con un gringo y salgo de este infierno".
La noticia se regó como pólvora. No tardó en llegar a oídos de Fredy...
Si esto fuera un cuento y no una historia de la vida real quizás yo inventaría que la siguió durante días gritandole groserías y obscenidades por la calle, o tal vez, que la esperó un día para golpearla detrás de una tapia; hasta, en un momento de perversión, podría idear que la violó camino a su casa mientras le decía " a ver perra si ahora te va a querer ese gringo malparido".
Pero no... en la vida real, nuestro supuesto Fredy, junto con unos amigos, esperó que saliera de su cita en internet y la secuestró. No quiero ni imaginar que fue de ella durante esos días que estuvo cautiva, a qué espantos pudo haber sido sometida.
Mientras eso pasaba Fredy accedió al correo de Mireya (de seguro ella reveló claves) y le escribió al pobre John un correo espantoso exigiéndole dinero a cambio de la liberación de Mireya.
John, a quien imagino en su casita de suburbio gringo no debió entender mucho. Cuánto agobio, cuánta impotencia debió sentir mientras pensaba qué hacia para reunir ese dinero ( una cifra absurda). Su inquietud se vió abruptamente interrumpida por un correo escrito por la amiga de Mireya, informándole que la habían encontrado muerta, que no enviara nada y que ya no tenía que escribir más. Finalmente, Fredy lo que quería era matarla, someterla a la última tortura, pisotear del todo la ilusión que lo había alejado de él.

Mireya, entonces, terminó sus días asesinada de manera brutal por el exnovio salvaje. John, supongo, sintió que un frío intenso le recorría la espalda y después quedó solo frente a una pantalla inerte en una casa vacía y silenciosa que nunca, nunca, estuvo más vacía y más silenciosa que aquella vez.

Across the universe





Reseña de Across the universe en www.ochoymedio.info


Tras Juno, Across the universe es sin duda una excelente oportunidad de ver otra película buena onda. La directora Julie Taymor (quien también dirigiera Frida) decidió medirsele al reto de hacer una película musical construída a partir de las canciones de los Beatles. Tanto Ricardo Silva, en Semana, como Luis Fernando aquí en ochoymedio habían escrito reseñas elogiosas, fuí entonces con entusiasmo y expectativa a verla en cine, donde realmente vale la pena verla, y no salí decepcionada.

Varias cosas me sorprendieron, la primera que efectivamente consiguen insertar las canciones en una historia de manera lógica y natural; es decir, cuando escucho The wall de Pink Floyd, es difícil para mí no tener imagenes de la película y no sentir esas canciones parte de un todo coherente. A los Beatles los he escuchado hace mucho tiempo y no creí posible que de repente sus canciones pudieran quedar ligadas a una historia, a ciertos personajes y sin embargo, Across the universe logra realizar tan difícil empresa.

Los protagonistas de la historia son Jude (y qué bonito es cuando suena Hey Jude) y claro, Lucy, esa niña de Lucy in the sky with diamonds. Vienen de lugares diferentes, él de un barrio obrero en Inglaterra, ella es una norteamericana de familia rica que cruzarán sus destinos en Nueva York. Son los años sesenta, todo está cambiando, hay nueva música, nuevas posibilidades pero también nuevos temores y enemigos porque está empezando la guerra en Vietman.

Gracias a esta pareja que descubrirá el amor, y a sus diferentes amigos, la película nos lleva de viaje por la música de los Beatles y estos convulsionados años donde todo es posible menos ser indiferente.

Para mi sorpresa muchas de las canciones se redimensionaron por completo, quizás nunca le había prestado mucha atención a las letras. Otras, que he esciuchado mil veces y que conozco bien, eran interpretadas de una manera original y diferente como I want you, interpretada por el tío Sam que espera enrolar combatientes o Come together, una de mis favoritas con su letra surrealista, cantada por los mendigos y prostitutas de la calle acompañando la llegada de un guitarrista que busca probar suerte en Nueva York.

Me encantó estar en cine junto a personas emocionadas y sentir que todos tarareabamos discretamente las letras mientras nos creíamos la historia. Sí, es cierto, quizás algunos pedazos son un poco largos, o algunos cabos quedan un tanto sueltos pero si uno deja de lado ciertas exigencias y se cree el juego y acepta introducirse en esta especie de largo y sentido video la pasa realmente bien.... Y lo mejor de todo, por una tarde volverá a creer (¿o acaso no es cierto?) que All you need is love.