miércoles, julio 12, 2006

De Zizou a Barney

Las cosas sobre el affaire Zidane efectivamente van tomando nuevos tintes... Se consultaron especialistas en la lectura de los labios (cómo no recordar el episodio de Seinfield en el que George le pide a la novia sorda de Jerry que lea los labios de su ex-novia en una reunión para saber qué está diciendo de él), se hicieron numerosas interpretaciones y el caso es que somos muchos millones de personas alrededor del planeta intrigados por el incidente, lo que comprueba la propensión del ser humano al chisme. Todo parece indicar que Materazzi trato a Zinedine de terrorista, le mentó la madre y en suma hizo alusión al origen islámico de la familia de Zizou. A nuestro veterano francés entre el fragor de la lucha semejante insulto despertó el chico de barriada que hay en él y bueno.. le propinó, como ya se sabe, el cabezazo que ahora es canción (Le coup de boule) próximo juego de video y demás...
Lo inquietante es que este acto observado por millones de espectadores es un reflejo de los constantes conflictos raciales y religiosos del planeta. Lo cierto es que estamos lejos de ser tolerantes y respetuosos con los demás y esa, que aparentemente se intenta esgrimir como la cualidad suprema de este siglo y nos la meten hasta por los codos está lejos, muy lejos de nuestra realidad. En nuestra vida cotidiana son frecuentes las generalizaciones, los franceses son así... los colombianos somos así.... ni hablar del tema religioso, los judíos son todos iguales... etc. Las generalizaciones dan seguridad porque nos brindan la falsa ilusión de estar comprendiendo al mundo y a los otros. Lo cierto es que es díficil ser tolerante, es dificil serlo con quienes nos rodean más aún con aquellos que nos son desconocidos. Y quizás, lo más dificil es entender que tolerar al otro no es aceptarlo, que nos caiga bien y entenderlo sino simplemente aguantarnoslo. Si está confuso ya viene la explicación...
Digo todo esto para iniciar mi diatriba contra Barney, el dinosaurio morado. No me gusta, no soporto ese programa. Lo primero: han escuchado con cuidado esa canción? "Barney es un dinosaurio que habita en nuestra mente...." el caso es que el dichoso bicho es un muñeco de peluche que crece y se vuelve "real", el incidente sucede en una casa donde solo hay niños (¿y los adultos?) que juegan y se divierten con este ser surreal , si esto no incidirá en el consumo de sustancias sicotrópicas de las futuras generaciones no sé qué decir... Ahora bien, y volviendo a nuestro tema, en la dichosa casa hay un niño con rasgos latinos, otro asiatico un blanquito etc.. Mejor dicho la United Colors of Benetton. Todos se quieren, todos se abrazan y cantan la babosa " Te quiero, yo y tú a mí, somos una familia feliz..." Pastillitas de felicididad encapsuladas. A los papás les encanta el bichito y los niños lo adoran, "Ay tan tierno" y mientras les chutan a ambos al "Barney granjero", el libro de colorear de Barney, la cocina de Barney y miles de otros artefactos muy tiernos y educativos. A los papás les encanta porque les parece inofensivo, porque pueden comprar el muñequito y hacerles a sus hijos una piñata tipo Barney e iniciarlos pronto, sin saberlo (como diría Cortázar "lo terrible es que no lo saben") en el mundo de las marcas y las comparaciones " ¿Tu fiesta va a ser de Barney o de qué?". Se supone que el dinosaurio enseña valores a los niños y sobre todo el de la tolerancia y el respeto por otras culturas... pero es un discurso superficial y tonto, una cancioncita chiclosa y unos abrazos fingidos como muchos de los que se da la gente en la iglesia ante el famoso "la paz sea contigo". A los niños les dicen entonces "quiere a tu amiguito aunque sea amarillo, oscuro o morado, quierelo, DEBES quererlo debe gustarte" y bueno, por eso el discursito no funciona. Bien lo vieron en South Park los guionistas que escribieron un capítulo en el que uno de los personajes, tras hacer un chiste supuestamente homofóbico, era enviado a un campo de concentración para la tolerancia. Allí está dibujando arco iris con niños de colores diferentes, canturreando canciones de amor a la fuerza, aceptando la diferencia mientras es latigado.
El caso de Materazzi ilustra muy bien todo porque el italiano sabe por donde insultar, sabe donde duele, después declara que él no es ilustrado y que ignora lo que quiere decir terrorista dificil de creer cuando es la palabra que más aparece en los noticieros a partir del 11 de septiembre, lo que no es extraño es que nuestro burro italiano sepa que eso de seguro eso irritaría a Zizou. El cabezazo es espantoso, sobre todo porque fue visible, ¿debe pasarse la afrenta verbal porque es menos visible?
En suma muchos programas infantiles están enfocados a "darle valores morales a los niños" y claro, de pasada venderles unas cuantas cositas y familiarizarlos con el sistemita de "debes tener eso para ser reconocido por los demás". Entre esos valores se destaca el de la tolerancia que se ha vuelto un abrazarse hipócrita mientras se rechinan los dientes. Toleraremos, quizás, cuando conozcamos y seamos "ilustrados" (como no lo es Materazzi), cuando al conocer la "historia" de los otros podamos comprenderla, toleraremos tal vez cuando aprendamos a soportar las diferencias que tanto nos incomodan. Pero, como el ser humano está lleno de contradicciones... diré hoy que no tolero al dinosaurio morado y que por lo tanto me conformo con cambiar el canal cuando aparece... que salga el arco iris, perdonen a Zizou y ruede el balón...

lunes, julio 10, 2006

Del futbol y lo inesperado


Bueno, se acabó el mundial e inició, al fin, la semana en que me siento oficialmente en vacaciones. LLevo días sin escribir apurada en otros quehaceres, llenando las horas con diversas ocupaciones que venían, hace rato esperando su lugar. He pensado en muchas cosas: en la muerte en cómo aparece a veces de improviso y nos estremece, nos toca, fulminante, total... He pensado en la educación y en lo que te enseña este oficio dificil sobre ti, sobre los demás, los retos internos que te impone, el continuo movimiento que exige.
He pensado en muchas cosas pero hoy quiero hablar del mundial y, sobre todo, de Zinedine Zinedane. Las comparaciones entre el fútbol y la vida las han hecho múltiples escritores, periodistas y aficionados. El fútbol despierta pasiones porque en él se ven casi pequeñas batallas, pseudo ejércitos de uniformados enfrentandose a otros, dependiendo de su destreza, de su estrategia y de la suerto, claro. Como en la vida en el fútbol emergen todo tipo de pasiones, engaños e injusticias. No gana siempre el que mejor juega o no salen las cosas como se habían planeado. El mundial despierta aún más emociones por tratarse de este enfrentamiento de países y porque a los futbolistas se les termina por ver como representates de una nación
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Ayer fue la final y me conmovía ver a la escuadra francesa dar lo mejor de sí en el campo, ansiosos por ganar. Era un partido especial porque los medios habían logrado convertir este partido en el momento crucial en la vida de Zinedine. Sin duda si lo era, el veterano jugador había anunciado su retiro definitivo tras jugar este mundial y estaba decidido a partir de la mejor manera. Los últimos partidos habían sido suyos y en todos se le veía decidido, tranquilo y jugando de la mejor manera. En los periódicos colocaron su imagen, publicaron entrevistas y enaltecieron su figura. Que era hijo de inmigrantes, que creció en un barrio díficil, que era muy callado, que con juego le había callado la boca a los españoles que lo daban por acabado....
El día de la final su imagen estaba proyectada en el arco del triunfo y toda una nación cantaba "Zizou, Zizou" y él pasó de futbolista a trasformarse en ídolo, en quien depositamos sueños y que sentimos superior.... Y todo un pueblo y muchos más se sumaron al clamor de quererlo ver coronado campeón, coronado rey... Claro, nos gustan los finales felices y este prometía ser uno de esos. El partido lo insinuó, penalty cobrado por Zidane, excelentes jugadas, casi un gol de cabeza en el tiempo suplementario y ... de pronto.... el cabezazo. Zidane estalla ante un comentario malintencionado y golpea en el pecho a un italiano. Estupor, Zidane sale expulsado. Se retiró con lágrimas en los ojos a su camerino y allí se quedó aún mientras su equipo recibía las medallas por el segundo lugar. De seguro se sentía terrible, con un gesto había enlodado la despedida perfecta. Todo era muy triste... (en la otro esquina, aquel que insulta acierta su penalty y no tiene reparos en besar orgulloso la copa). Hoy vi el noticiero francés que siguió a la selección francesa a su llegada a Francia, todo grió en torno a Zidane,Chirac expresandole su apoyo, los gritos de "Zizou on t'aime" por las calles y la ovación enorme que le hicieron. Él se mantuvo serio, distante, con pequeñisimas sonrisas pero en general callado, ensimismado, notoriamente dolido por lo ocurrido.Es fácil hermanarse con su dolor porque todos hemos sentido, en algún momento, que echamos algo a perder tras un impulso, todos, creo yo, hemos repasado hasta la saciedad una situación o una conversación que hubiera podido ser de otra manera. A casi todos se nos ha destrozado algún final tipo hollywood: el amor no fue eterno, el beso nunca llegó, el examen no fue genial o algo no fue lo que esperabas.
Quizás eso es a la final lo que más me ha tocado y me ha parecido bonito de esta historia, Zizou probablemente no lo sepa pero su impulso irracional termina por recordarnos que la vida es así, que las cosas no salen como se planean y que lo bonito es que eso tal vez lo haga aún un idolo más grande del que pudiera ser sin ninguna mancha en su camiseta, porque él, el chico del barrio pobre, el que sacó fuerzas de donde no tenía, el que se repuso en la cancha de su lesión en el hombro cometió un error como cualquier otro y empantanó una fiesta que hubiera querido bailar de otra manera. Ahora el pueblo se tiende ante el héroe caído e intenta alentarlo, acompañarlo y probablemente lo ame más que antes, lo quiera más que antes... Ojalá Zizou lo entienda así.... Ojalá tras un acto errado seamos todos capaces de escuchar las ovaciones aunque hayamos salido del partido por la puerta de atrás.