En medio de los edificios de la ciudad te mueves, a veces como autómata. Vas pensando en la cita que tienes, en llegar a tu destino, el conductor de atrás te distrae y eso capta toda tu atención. Te pita, hace luces, espera que te quites de su camino... giras, lo pierdes de vista con molestia, estás llegando y entonces lo ves:
Al comienzo no entiendes... lo percibes apenas con el rabillo del ojo y te demoras en girar toda la cabeza para entender eso que apenas adivinas.
Una figura blanca cae desde el edificio en construcción, ¿un bulto quizás? Es una fracción de segundos, un instante que se ve interrumpido por el primer golpe, ese, seco y fuerte contra el techo de alumnio, después viene el segundo cuando termina de caer hasta el suelo. No es bulto, parece un muñeco... no lo es tampoco... es un hombre que ha caído desde muy alto y ahora está ahí tendido, desamparado bocaabajo contra el piso.
Tras el fuerte sonido es como si todo hubiera quedado en silencio, detenido.
Estás afuera... te bajaste del carro en un segundo, en un instante y estás ahí viendo lo que no creiste ver... confirmando que es un hombre la figura que viste desgajarse desde el cielo. Un obrero joven que está tendido, inmóvil, solo, muriendo frente a ti mientras todo es silencio a pesar de que los automóviles siguen pasando, sin notar nada, a pesar de que uno que otro esquiva (sin saberlo, sin imaginar la tragedia) la bota de caucho que quedó tirada en medio de la calle.
Tienes el impulso de recogerla, de recogerlo también a él y llevarlo al hospital pero entonces, ves la sangre que empieza a surgir lentamente de su cabeza.
¿qué hacer?
Lo que te duele de que lo cubran con una sábana improvisada es que no crees haber visto a nadie tocarlo.... él está muriendo, allí, frente a tus ojos y nadie le está tomando la mano, nadie está junto a él.... ¿y sí no está muerto? ¿y sí queda un atisbo de conciencia en ese cuerpo inmóvil y alcanza a percibir que lo cubren, que lo abandonan, que lo dejan ahí?
Perplejos, consternados... todos lo miramos desde lejos muriendo, o ya muerto, sin nada que hacer.
20 mns duraron unos médicos en aparecer en moto a confirmar lo que ya se intuía.
(eso es mucho tiempo)
No sé cuánto tardó la Sijín.
Tampoco sé el nombre de ese que murió frente a mí.
Sé que hoy ya no quedaban rastros y que con diligencia borraron los restos de la sangre derramada sobre el andén (qué fácil se limpia). Hoy había unas volquetas con materiales en el lugar del suceso y todo seguía normal... al parecer.
Sé, también, que esta historia ya la había oído mil veces porque es una canción que martilleó mi adolescencia en innumerables oportunidades, inquietante, dolorosa y ahora materializada.
Chico Buarque la cantó ya...
Yo, que no sé su nombre, solo puedo escribir estas palabras para nombrarlo de alguna manera y darle la mano.
Construcción
Chico Buarque
Amó de aquella vez como si fuese la última
Besó a su mujer como si fuera la última
Y a cada hijo suyo como se fuera el único
Y atravesó la calle con su paso tímido
Subió a la construcción como si fuera máquina
Levantó en el rellano cuatro paredes sólidas
Ladrillo con ladrillo en un dibujo mágico
Sus ojos embotados de cemento y lágrima
Se sentó a descansar como si fuera sábado
Comió judias con arroz como si fuese un príncipe
Bebió y lloró como si fuera un náufrago
Bailó y rió como si oyera música
Y tropezó en el cielo como si fuera un borracho
Y flotó en el aire como si fuera un pájaro
Y acabó en el suelo hecho un paquete flácido
Agonizó en el medio del paseo público
Murió a contracorriente interrumpiendo el tráfico
Amó de aquella vez como si fuera el último
Besó a su mujer como si fuera la única
Y a cada hijo suyo como si fuese el pródigo
Y atravesó la calle con su paso borracho
Subió a la construcción como si fuera sólido
Levantó en el rellano cuatro paredes mágicas
Ladrillo con ladrillo en un dibujo lógico
Sus ojos embotados de cemento y tráfico
Se sentó a descansar como si fuera un príncipe
Comió judias con arroz como si fuera máquina
Bailó y rió como si fuera el próximo
Y tropezó en el cielo como si oyese música
Y flotó en el aire como si fuera sábado
Y terminó en el suelo hecho un paquete tímido
Agonizó en el medio del paseo naúfrago
Murió a contracorriente interrumpiendo el público
Amó de aquella vez como si fuese máquina
Besó a su mujer como si fuera lógico
Levantó en el rellano cuatro paredes flácidas
Se sentó a descansar como si fuera un pájaro
Y flotó en el aire como si fuera un príncipe
Y acabo en el suelo hecho un paquete borracho
Murió a contracorriente interrumpiendo el sábado.
miércoles, noviembre 26, 2008
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1 comentario:
Bienvenida otra vez a las palabras.. nos hacías falta. Está muy bien darle la mano a un desconocido a través de la palabra: creo que es hacer algo importante. Besos reconfortantes, te pienso CH xx
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