lunes, febrero 20, 2006

Sobre el amor sin demonios

Por estos días he estado escuchando sin parar la canción de Serrat Soy sinceramente tuyo, una una oda al amor genuino. Yo estoy aquí pero no quiero transformarme en otro para éstar junto a ti.... Yo estoy aquí y no puedo ocultarte la verdad, no te miento, no te prometo lo inalcanzable...
La escuché como un mantra durante días y días y de pronto siento que el milagro ha sucedido. Quizás yo había perdido las esperanzas en el amor, en las formas que tiene para manifestarse y hoy debo decir que creo en él, que se materializa en mi vida de formas inesperadas y dulces.
No fueron semanas fáciles y probablemente ni siquiera fueron años fáciles... termina uno por creerse la manera en que los demás te miran, la manera en que tu miras a los demás y la vida se achica, el horizonte se empequeñece y los días trascurren monótonos e iguales.

Sé que soy adicta a los inicios, sé que adoro las mariposas en el estómago, el descubrimiento paulatino del otro, la sensación de una nueva mirada sobre ti que te redescubre, de nombra de nuevo. Sé que muchos somos adictos eso.... y sé también que el amor a veces no subsiste tras unos días de felicidad y fervor y que todo parece consumirse en su propio fuego. Pero, hoy creo.... hoy siento que soy feliz, que no importan las noches largas sin dormir, que no estoy cansada de caminar y caminar, que no me hacen falta promesas ni seguridades. Hoy creo en el amor sin demonios ni temores, en los caminos inesperados que toma la vida, en la certeza de que los encuentros ocurren en los momentos oportunos.
Hoy creo en la posibilidad de comunicación, en la sincronía de las almas....
Hoy creo en el amor y, tal vez, eso sea creerse enamorada....


Soy sinceramente tuyo

No escojas sólo una parte,
tómame como me doy,
entero y tal como soy,
no vayas a equivocarte.

Soy sinceramente tuyo,
pero no quiero, mi amor,
ir por tu vida de visita,
vestido para la ocasión.
Preferiría con el tiempo
reconocerme sin rubor.

Cuéntale a tu corazón
que existe siempre una razón
escondida en cada gesto.
Del derecho y del revés
uno sólo es lo que es
y anda siempre con lo puesto.
Nunca es triste la verdad,
lo que no tiene es remedio.

Y no es prudente ir camuflado
eternamente por ahí
ni por estar junto a ti
ni para ir a ningún lado.

No me pidas que no piense
en voz alta por mi bien,
ni que me suba a un taburete
si quieres, probaré a crecer.

Es insufrible ver que llorasy yo no tengo nada que hacer.
Cuéntale a tu corazón que existe siempre una razón
escondida en cada gesto.
Del derecho y del revés,
uno sólo es lo que es
y anda siempre con lo puesto.
Nunca es triste la verdad
lo que no tiene es remedio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Diana, si el amor, como lo "define" Thomas Pynchon en "La ofrenda eterna del corazón"
(ensayo dedicado a "El amor en los tiempos del cólera"),es, la única fuerza que puede combatir la gran entropía universal; entonces, creo que es válido creer en las difrentes "formas que tiene para manifestarse".

Ese amor sin demonios, quizá es aquel que ya no busca poseer, y que igual que una caricia ya no pretende atrapar, sino fluir...

Pienso en ese amor sin demonios, en relación con un poema Wols:

En Cassis, las piedras, los peces
Las rocas vistas bajo la lupa
La sal de mar y el cielo
Me han hecho olvidar la importancia humana
Me han invitado a voltearle la espalda
Al caos de nuestras acciones
Me han mostrado la eternidad
En las pequeñas olas del puerto
Que se repiten sin repetirse.
Nada es explicable; no conocemos sino apariencias
Todos los amores llevan a uno solo.
Más allá de los amores personales
Hay el amor sin nombre,
El gran misterio
El absoluto
X
Tao
Dios
Cosmos
Infinito
Lo abstracto que penetra todo
Es inaprehensible;
En cada instante
En cada cosa
La eternidad
Está ahí

Querida Diana, que el amor sin nombre habite en ti.

Andrés

Anónimo dijo...

Hola Diana Ospina
De verdad que me gustan tus entradas, están llenas de ritmo, de confesiones y de verdades tuyas. Me gusta tu honestidad en la escritura, tu estilo vertiginoso. Felicitaciones por haber encontrado en tu vida lo que intuyo que necesitabas y deseabas.
Ah, una cosa: me gusta que hubieras cambiado la apariencia del blog pero esa cuestión de los textos centrados no está tan bueno para leer. Te sugiero que lo lleves a la derecha y no cambies tanto de tamaño de fuente (please!)

Un saludo,

Ana