Ayer durante la Feria del Libro fue posible observar un hecho sin precedentes durante este evento en corferias. Es cierto que a pesar de ser un país con un índice de lectura muy bajo la Feria siempre ha contado con una gran afluencia de público. Ayer esa cifra pareció triplicarse y la razón de esto no parece ser otra que la visita de Chespirito, Roberto Gómez Bolaños, por tierras colombianas.
La fila para verlo ya le daba la vuelta a dos pabellones cuando yo salí de Corferias y apenas eran las tres de la tarde. Un alumno me comentó que esperó 7 horas para recibir una sonrisa y un autográfo de este hombre. Como sea era muy impresionate ver a tantas personas, libro en mano, esperando pacientemente su turno. Había personas de todas las edades, algunas acompañadas de niños con trajes alusivos a los personajes creados por Gómez Bolaños. En un momento de efervecencia la multitud entonó la canción de "la vecindad del Chavo" y muchos se conmovieron hasta las lágrimas con las declaraciones de este director, guionista y actor mexicano, gracias a las pantallas gigantes colocadas fuera del recinto de donde se encontraba. Dicen que muchos se acercaron a tocar las pantalla quizás queriendo acariciar al protagonista del día. Como sea (y estoy descubriendo el agua tibia) creo que son manifestaciones de afecto pocas veces visitas... se comparan tal vez a lo producido por grandes sagas: La Guerra de las Galaxias o Harry Potter , porque al fanatismo toca añadir que la biografía de Gómez Bolaño se agotó por completo y que sería un tremendo fiasco si no aparece reseñado como uno de los libros ( si no el más) vendidos de la feria. Lo cierto es que Chespirito ha superado la brecha generacional y en estos tiempos de juegos exóticos, dibujos animados variados y diversos es un programa que sigue sacadonos sonrisas y suspiros. Aclaro, por si alguien lo duda, no es nostalgia trasnochada, no es lo mismo que nos hace suspirar con Los magníficos o Manimal, es realmente que los personajes creados por Chespirito logran captar una esencia humana que los hace cercanos a nosotros, entrañables y divertidos amigos.
Esta tarde, cuando volví a mi casa vi que daban el Chavo por televisión y senté a mis hijas (4 y 6 años) a mirarlo. Ellas que aunque disfrutaron Heidi que les compré en un ataque de "revivamos nuestra historia", la sienten un tanto drámatica y lenta lloraron de la risa (literal) con las aventuras, y desventuras, de esta particular vecindad.
¿Cuántas generaciones más se verán permeadas por este fenómeno?
Lo más probable es que yo no lo alcance a saber... así que no panda el cúnico.
lunes, abril 30, 2007
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