Oscura, inquietante, perturbadora estas son algunas de las palabras que pueden usarse para describir la segunda entrega de Batman bajo la dirección de Christopher Nolan.
Nolan puede no tener una muy extensa filmografía pero sin duda podremos rastrear en sus películas la inquietud por explorar estados mentales poco normales. Lo hizo en la memorable Memento (espantosamente traducida como Amnesia) en la que aborda las tribulaciones de un hombre que ha perdido su memoria inmediata logrando, gracias al artificio que utiliza en la manera de narrar la historia, que nosotros vivamos la misma situación que el protagonista. Está también Insomia, menos buena, pero que nos permitió ver un Robin Williams completamente sicótico.
Con Batman Begins Nolan demostró que estaba decidido a rescatar al hombre murcielago después de las últimas películas sobre él, coloridas, tontas, confusas y sosas (exceptuando, claro está las de Tim Burton)
Se ha insistido mucho en numerosas reseñas sobre el caracter especial de este superhéroe que tiene como primera característica no poseer ningun poder especial. Nada de radiaciones radioactivas, envios interplanetarios Batman es un hombre común que decidió un día entrenarse para combatir el mal. Bueno, miento, no es un hombre común, es un hombre que carga un profundo dolor y tristeza, contempló impotente el asesinato de sus padres y creció solo en una gigantesca mansión. Dentro de sí se debaten diversas pasiones, sentimientos encontrados: sed de justica y anhelo de venganza, esperanza de redención y búsqueda de castigo. Contradictorio, apasionado lo más difícil quizás era encontrar un actor que pudiera trasmitir la fuerza, la oscuridad y contradicción de este personaje. Nolan buscó a Christian Bale que tenía en su curriculum haber protagonizado American psycho (para qué más).
Batman Begins volvió a a recordarnos que aquí estaba el superhéroe más complejo y humano y que ciudad gótica podría ser cualquier gran ciudad en donde la mafia, la corrupción y el caos han logrado al fin triunfar.
La segunda entrega da un paso más allá, si la primera hablaba sobre el camino de formación de un héroe, los principios que regirán su camino, el encuentro con su dolor interno y la creación del hombre murcielago (condensación de los temores más profundos de Bruce Wayne) que luchará en pro de la justicia, la segunda nos muestra, que estamos ante una sociedad donde los héroes ya no son suficientes. Pero me estoy adelantando.
El caballero de la noche arranca donde terminó su predecesora. Los "malos" de ciudad gótica empiezan a sentirse incómodos por la presencia de Batman, ciertos cimientos de las organizaciones criminales tambalean pero cuidado, esto no quiere decir que lo peor ha pasado, por el contrario, durante dos horas y media Nolan nos llevará a recorrer los pasadizos oscuros de la maldad. Ese lugar donde reinan las tinieblas y ya no importa el dinero o el poder solo "hacer arder las cosas". Y ahí, con el fósforo encendido solo puede estar el guasón encarnado magistralmente por Heath Ledger. Perverso, siniestro ¿cómo leer este producto social que se burla de sí mismo, de su dolor, de todos? Inteligente, sagaz, ni siquiera posee el instinto básico de la supervivencia porque desea y busca la muerte que le es esquiva (cosa que paradójicamente se hará realidad con Heath Ledger).
La contraparte de esta figura de maldad es Harvey Dent, el aguerrido fiscal que está dispuesto a hacer justicia a costo de su propia vida y listo ,empezó el descenso al inframundo, porque rompiendo con cualquier esquema básico de superhéroes Nolan está dispuesto a sorprendernos y soltarnos en el abismo. Al final aparece un atisbo de esperanza, aún en los lugares más insospechados podemos encontrar un poco de luz, de bondad, de preocupación por el prójimo... pero eso es al final, antes hemos estado aterrados en nuestras sillas durante más de dos horas preguntandonos si realmente esto es un momento oscuro que antecederá un amanecer luminoso (como lo dice el fiscal) y no las profundidades de la noche, de lo macabro que lo han invadido todo.
Las reflexiones que plantea la película pueden ser muy complejas: estamos ante una sociedad que ya no necesita héroes sino mártires (dispuesto a arrastrar las culpas de otros, decididos a no obtener reconocimiento alguno y trabajar en las tinieblas), estamos ante una sociedad a la que es necesario mentirle, ocultarle como también debemos hacerlo con aquellos que amamos, a veces, porque la verdad no siempre es el camino. Presenciamos la lucha de un hombre que en su búsqueda por saciar su tristeza terminó creando un símbolo que lo sobrepasó a él mismo, algo que ya no puede abandonar, que tiene vida propia y necesita de su vida para sobrevivir.
Me aterrra un poco que la película fue clasificada como apta para mayores de 12 años cuando , tal vez ingenuamente, realmente creo que puede ser altamente perturbadora.
No dudo que el guasón (tan bien hecho, tan seductor) se convertirá en un antihéroe quizás a emular porque estos seres asocales, anárquicos suelen cautivar siempre...(aterrador esto también).
Como sea, y pensando exclusivamente en las películas de superhéroes me parece que Nolan ha llevado este género a instancias insospechadas... ¿qué vendrá después de esto?
(Nota aparte merece el hecho de que traigan tan pocas copias subtituladas y que en Cinemark del Atlantis (ni para qué anoto las explicaciones al respecto) se permitan cortar los créditos como si eso no fuera parte fundamental de la película.)
Reseña publicada en www.ochoymedio.info
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