domingo, junio 12, 2005
Un domingo sin tristeza
Estos días han sido extraños. Desde el viernes siento que necesito silencio, he estado leyendo, pensando, ocupada con las niñas. Me he topado con distintos blogs.. y en suma me hago la pregunta de cómo seguir escibiendo en mi blog, a ratos se me antoja muy impersonal, es decir, para eso están las revistas donde puedo sacar reseñas o artículos, en mi blog, supongo, el gato puede tomarse el momento con calma para hablar de otras cosas. Hoy domingo, con mucho frío, quisiera decir que han sido unos días desafortunados en cuanto al cine, me vi Birth, traducida como Reencarnación, con Nicole Kidman. No es que tuviera muchas expectativas pero la idea me parecía interesante: un niño que aparaece diciendo ser el esposo difunto hace diez año e intentando impedir una nueva boda. La película peca por pretenciosa, empieza con buenas secuencias, muchos silencios y haciendo un esfuerzo por adentrarnos en el drama interior de la mujer sorprendida por la noticia. Todo se va desdibujando, los personajes pierden cuerpo y la resolución es bastante torpe. Me quedé sintiendo vacía, hacía mucho no me pasaba eso con una película y hay que decir que me veo de todo. Al dia siguiente, buscando una onda más light y divertida me dió por verme La chica de al lado y , aunque a ratos me reí, quizás para justificar la trasnochada, francamente está muy regular. La película pretende imitar aquella cinta ochentera con Tom Cruise y una prostituta, ¿Dinero fácil? ¿negocios sucios? No recuerdo el título, pero tantas, tantas cosas son tan claramente sacadas de allí que dan ganas de llorar de lo barato de la imitación y, para seguir la rima, de la poca imaginación de los guonistas. Claro, quién dijo que no se podían reeencauchar ideas pero, por favor, por lo menos intentar hacer un buen casting (el protagonista parece de 12 años) y crear una historia por lo menos coherente. En fin, ni para qué me detengo a detallar todo lo que no funciona. Afortunadamente la lectura salvó el fin de semana. Además de haber estado repasando los libros de Chigüiro hechos por Ivar Da Coll, unos libros sencillos y preciosos sobre los que espero escribir una reseña (son libros que carecen de texto así que hablar de lectura puede sonar contradictorio pero realmente se "leen"), terminé de leer la novela Relato de navidad en la gran vía de Ricardo Silva. A Ricardo lo conocí hace muchos años en la universidad, teníamos una amiga en común, y terminamos pasando mucho tiempo juntos los tres. Curiosamente gravitabamos alrededor de nuestra amiga.Fueron días que recuerdo con felicidad porque nos divertíamos y eramos felices de maneras muy sencillas, eramos embriones de lo que somos ahora... caminabamos desde la universidad hasta la casa de mi amiga hablando de lo divino y lo humano... Ricardo es muy divertido y un ser humano muy sensible y generoso, era fácil quererlo. Nuestra amiga estaba casada y por eso su casa era el punto de reunión obligatorio para nosotros, jóvenes estudiantes que vivíamos aún con nuestros padres. Ahora, que han pasado muchos años Ricardo y yo nos hemos reencontrado, nuestra amiga está separada hace mucho tiempo y nosotros, cada uno por su lado por supuesto, está casado. Nuca había leído nada de Ricardo, no sé bien que clase de prejuicio tenía pero sentía que no me iba a gustar, por otra parte, tiene a dificultarseme leer a gente muy cercana. Empecé con Parece que va a llover y me encantó y cómo ven, rápidamente busqué otra .. Cuando uno logra conectarse con la voz de un autor, comprender y sentirse a gusto en el universo que crea es delicioso quedarse unos días allí, leer muchos de sus libros. Es una experiencia de verdad placentera. El caso es que Ricardo no ha temido desarrollar una voz muy propia, muy personal.. lo admiro por eso. Y quizás esa imagen sea suficiente para cerrar este instante de reflexión antes de irse a dormir.
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1 comentario:
Bueno, qué decir ante un domingo medio empantanado... Afortunadamente están allí los buenos libros, los gratos recuerdos, la constatación de que la alegría nos rodea incluso en esos días en que la tristeza no nos permite verla con claridad. Te quiero mucho.
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