domingo, septiembre 10, 2006

Diana


No recuerdo cómo fue la primera vez que la vi, que realmente la vi después de habernos cruzado por corredores durante años, quizás eso es así porque cuando al fin la vi no fue dificil quererla de inmediato y confiarle mis secretos.
Diana conoce el olor de los pasillos del colegio y la manera, tan particular, como el sol entra por las ventanas. Diana me ayudó a construir historias, revisar acciones y a cantar con felicidad en los ratos libres. Me presentó su mundo sin prevenciones y entró en el mío con el corazón en la mano. Hemos tejido juntas una colcha de recuerdos compleja y enorme que ha superado la distancia y a la que apelamos cuando nos extrañamos mucho.
Esa es Diana y esta nuestra primera foto juntas...

4 comentarios:

CamiloT dijo...

Bueno como conocedor de las dos Dianas no puedo menos que unirme a este homenaje.
Ignoro si los tiempos de cazadoras solitarias perduran para ustedes, un abrazo para las dos.
Y muy linda la foto.

LA STULTA VIRO: dijo...

Diana Ross... así le decía yo.

Anónimo dijo...

Diana, te leo y te atisbo desde esta felina y acuática ventana. Tu escritura: persiana que permite asomarse a tus memorias y fotografías, a tus itinerarios por las sendas del Sámsara...


Diana, te quiero compartir un terrible y hermoso y despiadado poema:



RÉQUIEM

Como Tiberio frente al mar azul, como Tiberio
al infinito tiempo de la espuma sin memorias ninguna,
como Tiberio el Dios atisbando sin ver,
más que el abismo del pasado y sentir vagamente
las incendiadas gemas arder en su corazón de niño,
así, como Tiberio, como Tiberio el Dios,
frente al inabarcable órgano del océano
siento subir en mí, contemplando como Tiberio
el elíptico vuelo de las aves,
el horror del pasado, el pánico quebrándose
sobre mi corazón, el quiasmo de lo no sucedido,
hundido como Tiberio, el Dios, entre tinieblas,
con las ardidas naves del verbo proferido por el deseo
del otro que fui, o de los Otros que hablaban
en nosotros, el infinito misterio del pasado.
Larga ha sido nuestra búsqueda, finitos pero intrincados
los pasadizos en los que buscábamos el orden
perdido, el vuelo de los Ángeles, las voces que dictaban
y exultantes ardían en nuestros corazones
enjaezados de lunas y de estrellas, de promesas
burladas por la voluntad de alzarce con el todo del mundo.
Pero heme aquí sin palabras, como Tiberio, el Dios,
pálido en la certidumbre de ser solo un espectro,
una pálida huella en las danzas de la memoria
del devenir del mundo, por los Dioses burlado,
mirando ahora, sin ver más que el Ocaso de los soles
que amara, como Tiberio, como Tiberio el Dios,
yo Dios, ahora deseando la desmemoria sin sexo
de los cerrados ojos de una magnolia,
sobre un cuerpo ya anciano que no pronunciará
jamás las ordenes de vida o muerte.
Como Tiberio,como Tiberio el Dios, desterrado en si mismo
frente al mar, bordando el réquiem de lo no sucedido,
pidiendo al Ángel de la gracia de los piadosos
espíritus, que aparten del insomnio toda muerta memoria.
Como yo, como Tiberio el Dios, así, en mitad del leteo,
ahora me preparo para llevar conmigo
la vacilante nada de los Dias, los espejismos
de las Islas Perdidas, -todo lo que un nombre firmara -,
en nombre de unos ojos, unas trémulas manos
de amante y de asesino, unos labios sedientos
de venenos, que ahora cantan la canción del vacío,
las lágrimas de Eros desterrado -el baño de Diana-
y Acteón destrozado, como Tiberio, ya invisible
a la jauría de perros, solo azotado por el lamento
del viento arremejido contra los acantilados de Capri,
allí donde Tiberio, el niño Dios, el anciano demente,
espera la última traición, que un inmortal soporta.
El brillo que la noche vanamente quiere ocultar al mar,
( - el único vigía, el último testigo del infierno
que despectivamente baja hasta los féretros...).

Óscar Portela.


A veces, veo tu Blog como el baño de Diana...

Andrés

Alejandro Martín dijo...

Diana es lo máximo. Eso está muy claro.