32 recuerdos para mis 32
23. Ignacio
Manejamos un volvo por alguna carretera de Wyoming. Empieza a nevar. El acontecimiento es sorpresivo porque estamos en diciembre. Los copos empiezan a caer cada vez más fuertes, a nuestro alrededor no se ve ninguna casa. Campos nevados y el volvo, de repente, se detiene. La nevada es cada vez más fuerte y nosotros estamos detenidos en la mitad de la nada. Un auto se detiene y nos recoge, nos llevan a la población más cercana, algo como Rapid City. Desde un puesto de tacos, atentido por un infaltable mexicano, llamamos una grúa, Lograremos recoger el carro y llegar hasta un hotel donde deberemos esperar hasta que la nevada se detenga. Comemos en el restaurante local, vemos televisión y dormimos en cama después de 1 mes de no hacerlo. No hay mucho que hacer. Por la noche caminamos por las calles vacías y nos lanzamos en las montañas de nieve. Dos días después reiniciamos el viaje….
Ignacio estuvo conmigo en la mitad de la nevada, en desiertos insondables, en altas montañas y verdes valles…
Compartimos casas en Suesca, Bogotá, San José y México… nos reímos, nos odiamos y nos dimos la mano cuando nacieron nuestras hijas.
Desde la distancia miro la carretera que tantas veces transitamos, ahora vacía y sola y me parece que, sin embargo, desde el otro lado de la carretera alcanzamos aún a sonreirnos.
domingo, septiembre 17, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
este recuerdo me hace sentir en una película, o en un libro... tan extraño! curioso eso de que hay gente con la que tenemos que vivir cosas tan únicas....
Publicar un comentario