jueves, julio 21, 2005
Los cuatro fantásticos
Director: Tim Story
Ioan Gruffudd (Reed Richards), Michael Chiklis (Ben Grimm), Jessica Alba (Susan Storm), Chris Evans, Julian McMahon (Victor Von Doom), Kerry Washington, Lorena Gale, G. Michael Gray, Gina Holden, Laurie Holden, Aonika Laurent, Colin Lawrence, Stan Lee, Hamish Linklater, Maria Menounos
Hay que decir varias cosas: la primera, me decepcionó el cine de Chapinero, la película, francamente no se veía bien y el sonido era bastante regular. Por si esto fuera poco me metí, sin saberlo, en una versión doblada de la película cosa que tampoco me gustó mucho. A favor diré que iba en buena compañía y que a fuerza de comentarios y chistes terminé por pasar un buen rato. Pero entremos en materia, me propongo intentar explicar por qué no me convenció la película. Aclaro que no fui con muchas expectativas al cine, no conozco el cómic original de los 4 fantásticos (primer gran éxito de Marvel, creado en 1961 por Stan Lee y Jack Kirby), en mi niñez había visto la serie de dibujos animados pero tampoco tenía muchos recuerdos de ciertos pormenores así que no iba en ánimo de cortar cabezas por profanadores. La historia no es muy complicada, bajo el mando de Reed Richards, un inteligente científico pero poco hábil en la cotidianidad, un grupo de especialistas incursiona en el espacio para investigar el ADN, una tormenta cósmica los tomará por sorpresa y afectará su cadena genética otorgándoles superpoderes.
Empecemos con lo bueno, a la película le abono que mantiene vivo un espíritu ochentero propio del momento en que la serie de dibujos animados cosechó sus éxitos; por ejemplo, Sue Storm parece toda una diva pop de la época con su peinado enbombado y su pelo dorado. La ropa en general mantiene también ese estilo y todos se ven muy bien con su trajecito de los 4 fantásticos (pregunta capciosa: ¿quién y en qué momento le cosió, al final, el pantalón a la mole?) La historia de amor cumple también los parámetros de los 80, el esperado beso llega solo hasta el final tras una larga sucesión de coqueteos de los protagonistas. Además de la onda un tanto retro los efectos especiales están bien logrados y varias escenas están muy bien hechas, como la secuencia en la que los protagonistas empiezan a tomar conciencia de sus poderes o el accidente que ocasiona la mole en el puente. ¿Qué falla? En general me parece que la historia, (paradójico teniendo en cuenta que el apellido del director es Story) y el desarrollo de los personajes. Es realmente difícil encariñarse con ellos, el “cerebro” del grupo es demasiado dubitativo, temeroso e indeciso y no trasmite muchas emociones, la linda Sue también queda bastante plana y la historia de amor no consigue conmover ni un poco. No vemos verdaderas “miradas” de enamorados, la resolución del conflicto amoroso también es muy simple el salto abrupto de “¿por qué te dio miedo vivir conmigo? “ a “Sí, acepto ser tu esposa” me pareció bastante traído de los cabellos, pero, lo más seguro es que estas sean sutilezas. La antorcha humana, el personaje divertido y ligero lo es quizás demasiado…. La antorcha espera ver satisfechos sus deseos de manera fácil y rápida (quizás por eso es puro fuego), en resumidas el sólo espera cosechar los frutos de su nueva condición, entiéndase esto como tener mujeres y carros lujosos. La idea refleja muy probablemente el sentir de muchos quinceañeros (y no tan quinceañeros) y no está mal para comedia americana pero es difícil sentir mucha empatía por un superhéroe tan frívolo, por lo menos en mi caso. El malo es Van Doom, un famoso malvado de los cómics conocido con el nombre de Doctor muerte o Magneto, el actor Julian McMahon tiene el reto de encarnarlo y de mostrar su trasformación (a él también lo afecta la tormenta cósmica) sin embargo, McMahon no tiene la fuerza, ni el carisma para desarrollarlo y su personaje es francamente una burda imitación de su papel como demonio en Charmed en el que se veía mucho más convincente. Para rematar, la historia no lo ayuda, este malévolo personaje no aspira, en la película, a controlar el mundo o acabar con la especie humana como cualquier archienemigo que se respete, él se conforma con hacerle pasar un mal rato a su ex prometida Sue y a su rival Reeds, así que todo queda reducido a unas historias muy personales y mezquinas. El mejor personaje de la película, a mi gusto, es, sin duda, la mole quizás porque en él sí se mantienen ciertas características que disfruto de las películas de superhéroes. La tormenta lo afecta a él drásticamente y cambia su aspecto físico de una manera que parece irreversible. El padecimiento de la mole me recordó mi película favorita del género de los superhéroes Spider man 2 en la que Parker tiene una crisis debido a que desearía abandonar su papel como benefactor con tal de gozar de una existencia normal. La mole, por su parte, no tarda en descubrir que al cambiar su físico su vida entera se verá afectada, somos lo que ven de nosotros y su trasformación lo aleja de la vida que llevaba hasta entonces; la gente lo mira aterrada, su novia que lo amaba lo abandona decepcionada tras su metamorfosis y, para no ir más lejos, los actos más cotidianos, tomar un vaso o agarrar un tenedor se le convierten en verdaderas odiseas. La mole ve afectada su identidad, como ocurre con otros superhéroes, Spider man, Batman o aún los X-men… seres que por su particular condición se ven imposibilitados de llevar una vida común, llamados a vivir un destino extraordinario se debaten constantemente entre el deber y la desazón que les hace sentir no poder ser “normales”, signo claro de esa separación de esa escisión que afrontan, es el hecho de tener que ocultar su verdadera identidad ya sea a través de máscaras, disfraces o buscando escondites. El conflicto interno del “héroe” es permanente y lo obliga a ratificar su condición de exilado del mundo e intentar asumirla con valentía. Pero la mole es la excepción, los demás fantásticos (bautizados así por la prensa), no se ocultan (no esconden su rostro o verdadera identidad), por el contrario son rápidamente reconocidos por la calle, esperados por fanáticos, y convertidos en portada de revista. Tras 1 hora y 40 minutos de película y acción a estos “héroes” no se les ha pasado por la mente utilizar sus poderes por el bien de la humanidad (¿no es lo mínimo?) lección que Parker aprende de la manera más dura en la primera parte de Spider Man “un gran poder implica una gran responsabilidad”. Los fantásticos se debaten entre sus niñerías, sus pequeñas vidas y ni siquiera nos convencen sus precarios discursos científicos en los parecieran interesarse por el bienestar mundial; las pocas vidas que salvan lo hacen tras ellos mismos haber iniciado el problema y al final aceptan sus destinos pareciera más por el embeleso de los flashes y las cámaras que por un nuevo compromiso o una transformación más profunda. Evidentemente viene una segunda parte y quizás esta sea mejor pero el sabor que me deja esta primera experiencia es un tanto insípido.
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