martes, julio 12, 2005

QUEREMOS TANTO A CHARLY

Charly pisó tierra colombiana y nos regaló un hermoso concierto. El telón se descorrió y Charly apareció con su trusa negra y sus tenis plateados. Alto y extremadamente flaco parece un insecto. A ratos un zancudo intrépido, por instantes una mantis religiosa, en ocasiones una araña de múltiples patas girando entre el piano y los teclados. El concierto empezó puntual y la verdad no hubo nada decadente, desplantes extraños o escenas perturbadoras de esas que gustan porque le permiten corroborar a la gente que una vida de excesos termina mal, “Charly está acabado, fue bueno, pero la droga lo acabó… Ya no es el de antes, se echó a perder la voz” … pues sí y no…. Todo es un poco cierto pero igual ahí está y no deja de conmovernos un instante. Si quiero tanto a Charly como lo quieren los otros miles que coreaban sus canciones el pasado viernes es porque ha sabido regalarnos unas canciones increíbles y porque escucharlo es recordar que la música es algo más que ritmos pegajosos, o ideas repetidas hasta la saciedad y que pueden ser verdaderos poemas que consiguen expresar algo que no hubiera sido posible hacerlo de otra manera. Ahí están sus tonadas al amor como cuando cantó Quizás porque no soy un gran poeta puedo pedirte que te quedes quieta hasta que yo termine estas palabras… Pequeñas odas al amor, un amor cotidiano y poético. También están otras canciones :

Cuando viniste a mí
Cerré la puerta pero abrí
Asesíname, asesíname.
Por darte lo que di
Me convertí en un souvenir.
Asesíname, asesíname.

Pero más que nada Charly le canta a la extrañeza de vivir en este mundo, al sentimiento de no encajar en una realidad que ha ratos parece prefabricada, como en Gato de metal

Yo soy un gato de metal
vivo en un agujero
tengo una ansiedad
como de año nuevo.
Nunca se dónde estoy
nunca se dónde voy
tengo miedo de la escena de la calle
tengo miedo que en la calle no haya nadie
esa es la rapsodia de los que
decoran el tiempo.
Por eso vivo en los tejados
viajo en subterráneo
amo a los extraños
mi comodidad sólo es mi aventura
nunca será igual
nunca nada dura.
¿Vos te querías comprar un perro?
pero soy un gato
¿Vos te querías comprar un perro?
pero soy un gato.

Durante el concierto un hombrecito de corbata, una suerte de Natalio Ruiz personificado perseguía a Charly por el escenario, le colocaba sus audífonos, le corría la silla, le recibía la guitarra. Charly lo molestaba, lo palmoteaba, se mofaba de él y la gente parecía disfrutarlo… quizás suena mal pero cada vez que Charly lanzaba un zapato, tiraba un teclado o pedía “agua, pero de la otra” la gente aplaudía a rabiar. Así lo queremos, peleando contra la formalidad, pateando normas, rompiendo reglas. Necesitamos que alguien se arriesgue más que nosotros queremos corear sus canciones y sublimar deseos ocultos, Charly nos da ese regalo invaluable. Supongo que su vida no ha sido fácil, nadie que haya escrito lo que él ha escrito puede decir que pasó por este mundo sin sufrir un poco… yo se lo agradezco, mucha gente sufre a diario y pocos consiguen darle voz a esos sentimientos y pocos, muy pocos, consiguen darle voz a otros.
En la plaza de toros muchos nos sentimos menos solos. Charly, de seguro, también fue feliz y disfrutó una noche más su estatus de vedette.
Yo digo que se lo merece ….
Y para corroborarlo una pequeña muestra de uno de los momentos más conmovedores del concierto:
Eiti Leda

Quiero verte la cara brillando como una esclava negra, sonriendo con ganas.
Lejos, lejos de casa no tengo nadie que me acompañe a ver la mañana.
Ni que me dé la inyección a tiempo antes que se me pudra el corazón,
ni caliente esos huesos fríos, nena.
Quiero verte desnuda el día que desfilen los cuerpos que han sido salvados, nena, sobre alguna autopista que tenga infinitos carteles que no digan nada.
Y realmente quiero que te rías y que digas que es un juego nomás. O me mates este mediodía, nena.
Entrando al cuarto (volando bajo) la alondra ya está cerca de tu cama, nena.
Quiero quedarme (no digas nada) espera que las sombras se hayan ido, nena.
¿No ves mi capa azul, mi pelo hasta los hombros, la luz fatal, la espada vengadora? ¿No ves qué blanco soy, no ves?
Quiero quemar de a poco las velas de los barcos anclados en mares helados, nena. Este invierno fue malo y creo que olvidé mi sombra en un subterráneo.
Y tus piernas cada vez más largas saben que no puedo volver atrás.
La ciudad se nos mea de risa, nena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola gato pescador, no me gusta Charly Garcia, bueno me gustaba hasta que llegó el prejuicio y soy un chico de demasiados prejuicios posteriores, es decir, primero amo tanto una cosa que luego de un "evento" termino detestando y jamás, jamás puedo volver a tomar el entusiasmo inicial con esas cosas. Tu post me hizo recordar aquellos días de "yo no quiero volverme tan loco" o "viernes 3am" días dolorosos, seguramente, días de insania y frecuentes encontrones conmigo mismo, tal vez por eso decidí dejarlo como se deja una mala droga. Simpatizo contigo en cuanto alguien que escriba como lo hace Charly no puede decir que no ha sufrido un tanto. En esto reside la mística de esta música, mística que ha profanado Fito Páez con su pose de niño rebelde y furioso. Eti Leda era una de esas canciones que me hacían alucinar recuerdo, al igual que pasajera en trance, mi favorita. Me encantaba aquella frase: un amor real es como vivir en aeropuerto. Y la asociaba de inmediato con una mala peli que había visto en esos días en eurocine, stand-by, de una chica, que desahuciada de amor, decide prostituirse en las salas de espera del aeropuerto. Ahora he dejado esos días como puedes verlo no sin un poco de nostalgia. Pero es diferente ahora que soy pobre y estoy envejeciendo, nunca ví este lugar de nuevo. Y podemos encontrar nuevas formas de vida... Me encanta tu blog porque se nota que eres una persona con sensibilidad y te propones metas algo imposibles con el deseo de matar los bastardos domingos grises. La reseña a Chigüiro, me encanta esa colección porque denota ese pequeño aire melancólico que hay detrás de todo libro infantil sin muchas palabras, sin mucha parafernalia lingüistica. Sobre La Mudanza, siempre he sentido que toda mi vida ha sido una larga mudanza porque siempre he deseado aquel lugar anterior en el que antes vivía y que olvidé al nacer. Cuando mi novia se mudó de su apartamento tortuga sentimos que se nos iba un poco de vida y es el momento en que no hemos podido recuperarnos. Cualquier canción nos transporta a sus ventanales, a esas noches donde el paseo de la luna seguía nuestro propio ritmo embriagado. Sobre todo Breathe de Tèlèpopmusik. Ella siempre soñó con conseguir un gato para brindarle esos estupendos tejados muertos de La Soledad, pero no se enteraba que sus verdes ojos eran algo similar, cuando ella, al brillo del satélite, se supendía en esas contemplaciones, minutos de silencio incomprensibles para mí. Ella en ese apartamento tortuga era mi pinktomate alucinada por efecto del exceso de whisky en sus venas. Supongo que lo que todos queremos tanto no es un cantante, ni un libro, es descubrirnos, en nuestra propia soledad y de este modo, poder alcanzar estrechos lazos en que otros puedan plasmar nuestro interior algo mejor que nosotros mismos. Pero yo no sé de nada porque de todo he perdido pasión si no posee un toque de ella. Ahora termino un poco atrofiado y nada mejor que cerrar con powder blue de Elbow, canción que te dan ganas de morir de sobredosis de heroína... Y de ser algo más arriesgado que Charly.